miércoles, 31 de octubre de 2007

Yo tenía diez perritos…


Desde hace varios días traigo paseando una noticia que llamó poderosamente mi atención por inesperada y sorprendente de primera instancia. La noticia la suelto y sin más preámbulo la comparto: los laboratorios Pfizer sacan del mercado su producto Exubera, la insulina inhalada que recién llegó al mercado mexicano y en cuyo lanzamiento dediqué una entrada comentando su disponibilidad para aquellos diabéticos que pudieran optar por tan novedoso tratamiento.
Sin embargo, a diferencia de otros medicamentos que han tenido que salir del mercado por que sus efectos secundarios son potencial o realmente dañinos a los usuarios, la razón que da el laboratorio durante la conferencia de prensa en que anuncia el retiro del producto en el mercado, es ¡la falta de demanda!

Desde el punto de vista financiero, me identifico con el Director de Mercadotecnia y con el Director de Finanzas del Consorcio Farmacéutico y me conduelo que el EBITDA (traduzco para los no financieros: ingreso antes de intereses, impuestos, depreciación y amortizaciones) planeado para este producto no se haya alcanzado y que los accionistas estén preocupados por que los resultados de la empresa puedan afectarse provocando una caída del valor de las acciones en la bolsa de New York.

Sin embargo, dejando las finanzas de lado, desde el punto de vista médico hay varias preguntas que me surgen independientemente de las que se me ocurren desde otros enfoques. La ocurrencia se dispara cuando visito su sitio en la www y leo su frase de presentación: “Working for a healhtier world; At Pfizer we’re inpired by a single goal: your health” (Trabajando por un mundo más sano; En Pfizer nos inspira una sola meta: su salud)

Sin embargo la pregunta que me queda rondando es ¿por qué?

Se que a esta pregunta la respuesta –si es que alguna se puede obtener- suele ser parca, si no me creen, traten de ver cuanto aguantan a un pequeñín de unos tres años que les ataque con una secuencia de “por qué” sobre el tema que se les ocurra. Sin embargo, la duda y la pregunta permanece en diferentes niveles que iré tratando de desgranar aunque por descontado concedo que no tengo la respuesta a ninguna de las preguntas que siguen.

¿Por qué producir insulina inhalable en primera instancia?
¿Por qué se gastó lo que se haya gastado en investigación y desarrollo de la insulina inhalable?
¿Por qué tanto esfuerzo en poner en el mercado un producto que nunca fue cuestionado como productor de efectos secundarios indeseables o riesgo a la salud?
¿Por qué se creyó que sería el medicamento del futuro?
¿Por qué se le puso el precio al que salió a la venta?
¿Por qué no se vendió la cuota fijada como para mantenerla en el mercado?
¿Por qué una compañía cuya subsistencia y crecimiento no depende del éxito o el fracaso de un solo producto decidió sacar la insulina inhalable del mercado?
¿Por qué dar una esperanza viable a una población que aunque no depende de esta opción, la pudo adoptar con entusiasmo para luego retirarla sin mayor explicación?
¿Por qué se puede inferir de aquí que los medicamentos que llegan al mercado están ahí no por que sean las mejores opciones terapéuticas para una enfermedad o malestar determinado, sino que están ahí porque son simple y llanamente un negocio rentable?
¿Por qué una compañía multinacional y multimillonaria no puede o no quiere mantener un medicamento útil y -de acuerdo con la propia publicidad para el producto- seguro, económico y fácil de usar?

Finalmente, solo se me ocurre reflexionar y cuestionarme ¿por qué soy tan preguntón?

Por lo pronto solamente nos queda decirle adiós a la insulina inhalable y esperar que la empresa que la desarrolló –que por cierto no fue Pfizer quienes ya devolvieron los derechos- encuentre la forma de hacerla llegar al mercado de una forma rentable, accesible y en un plazo no muy largo, pues imagino que las autorizaciones de la FDA (Agencia para Medicamentos y Alimentos) tendrán que volverse a solicitar desde la nada. En fin, espero que la ronda infantil de los diez perritos no sea profética con respecto a las opciones que nos vayan quedando para el manejo y control de la Diabetes.

Por cierto, estamos a 14 días del Día Mundial de la Diabetes, espero que este año tanto el día 14 como durante todo noviembre marquen un cambio en la forma en que percibimos, manejamos y convivimos con la Diabetes.

martes, 16 de octubre de 2007

Diabetes y Alzheimer, ¿dos caras de la misma moneda?


Déjenme que les platique antes de que se me olvide…

Sí, ya se que es un chiste de mal gusto, pero aparte de no haber podido aguantar la tentación, era casi como que obligado en función del síntoma principal con el que se reconoce al Mal de Alzheimer y como es el tema de hoy, no tuve más remedio.
Claro que, humor de lado, aparte de la característica pérdida de memoria de corto plazo -fuente de inspiración para los chistosos-, hay otras manifestaciones que van deteriorando la calidad de vida y la salud de manera gradual e inexorable desde las primeras etapas del desarrollo de este padecimiento. Así pues, el Alzheimer se define como una enfermedad degenerativa de la corteza cerebral, que evoluciona de manera progresiva y es irreversible, provocando deterioro de la memoria, de la orientación, del juicio, del lenguaje, la personalidad y la conducta, lo que interfiere severamente con la capacidad de los individuos para realizar aun de manera mínima, las actividades cotidianas, especialmente en la etapa más avanzada.
Hasta ahora ha sido sumamente difícil diagnosticar este padecimiento ya que comienza de una forma lenta e imperceptible y sus síntomas se atribuyen a otras enfermedades o problemas comunes propios del envejecimiento. Por ello, si bien es muy difícil diagnosticarla, ni hablar de prevención pues no ha existido una causa aparente ni tampoco una clara relación a un grupo étnico que preponderantemente padezca esta enfermedad. Su aparición parece estar más bien relacionada con el proceso de envejecimiento y otos factores no determinados.

Es en este punto donde introduzco el tema de la Diabetes y su precisa relación con el mal de Alzheimer. Pues resulta que de acuerdo con las más recientes investigaciones, las pistas sobre las causas de este mal, apuntan hacia un problema de tipo metabólico. Me explico: se ha encontrado una relación directa entre la manifestación de un fenómeno de resistencia a la insulina en las neuronas y el desarrollo del Alzheimer.

Resulta que los receptores de insulina en el cerebro son sumamente sensibles a los A-beta oligómeros, mejor conocidos como ADDL’s y ahora se sabe que en un cerebro con Alzheimer los ADDL’s se acumulan y al parecer son los causantes del deterioro de las conexiones sinápticas, afectando su composición y estructura; aparentemente, son también los culpables de la afectación de los receptores de insulina, provocando que éstos se vuelvan resistentes a la insulina y el resto ya lo intuimos, privación de la glucosa en donde se requiere -el interior de las neuronas- y su acumulación en los vasos sanguíneos, con la consecuente degeneración celular –de las neuronas, obviamente-. Según algunos investigadores, si este mecanismo se confirma, es posible que sea la base para una nueva variedad de diabetes y podría ser la Diabetes tipo 3.

Así pues, ahora queda clarísima la relación entre la Diabetes y el mal de Alzheimer. Espero no haber olvidado ningún dato relativo a este asunto.

viernes, 12 de octubre de 2007

Día de la Raza.


Sin entrar en mucho detalle sobre la cíclica polémica en derredor a la fecha en que se conmemora el descubrimiento de nuestro americano continente, encuentro con este día la oportunidad de traer a colación algunos aspectos relacionados con los grupos raciales y la diabetes.

Primero lo polémico. Me divierte mucho ver las posiciones encontradas de algunos grupos de fanáticos de las nuevas corrientes económico políticas que cada año se confrontan detrás del tema relativo a la conquista de los territorios americanos por la oleada expansiva del Imperio Español. Al revisar algunos editoriales periodísticos, encontré un factor común sin excepción, el tema lo tratan como si hoy, después de quinientos años de iniciada la conquista, todo mundo habla -como si se discutiera una fotografía que no ha cambiado en el tiempo-, de “Los Españoles vs Los Indígenas” y se trae al foro de las confrontaciones cotidianas el asunto de “los de arriba y los de abajo” y la discriminación de los conquistadores contra los pueblos indígenas.

Seguimos instalados en la vieja pugna donde los bandos se acomodan al grito del merolico que anuncia: “en esta esquina….” Y el criollo blanco mira con recelo al indio prieto y el ladino de tez oscura ve con resentimiento al amo. No hemos progresado ni un milímetro en quinientos años hace. Sin embargo, al revisar la evidencia estadística, los datos arrojan que la población de México se divide de forma general, en un 10% de población indígena (nahuas, mayas, mixtecas y zapotecas principalmente), 10% de población blanca (europeos mayoritariamente españoles), las partes en el eterno conflicto conquistador conquistado y, que sumándolos me dan solamente ¡el 20% del total de paisanos! O sea, aparentemente se comete una peor injusticia al eliminar de un mediático plumazo al 80% de la población. Pareciera que nos duele hasta el extremo de la vergüenza aceptar que somos mayoritariamente mestizos, producto de una aporte a partes iguales de material genético de conquistados y conquistadores.

Aparte de la carencia evidente de una identidad nacional y orgullo de raza –parece que a nadie nos cae muy bien eso de ser mestizos y preferimos percibirnos o definitivamente criollos renunciando a nuestras raíces indígenas o de plano si el tono cobrizo de la piel no nos deja la oportunidad de “blanquearnos”, nos declaramos orgullosamente “raza de bronce” y abjuramos e insultamos al conquistador pero sin cambiar el idioma ni las costumbres de la “nueva civilización”. Por ello los mexicanos somos tan extraños, mágicos, creativos, desconfiados y enemigos de nosotros mismos. Pero hasta aquí la parte sociopolítica, sociológica y racial. Lo importante de este mestizaje que manejamos de forma “discreta”, así de ladito, como que para que nadie lo note, es que en temas de salud, ese mestizaje ha producido individuos que por razones genéticas aun no determinadas con toda claridad, somos estadísticamente más propensos que otros grupos raciales a padecer la diabetes mellitus. Aparte de que ello en sí es una pésima noticia, más que hacer un espacio para lamentaciones o reclamos, cabe aquí un espacio de reflexión sobre las estadísticas alrededor de la “raza de bronce”.Ya desde hace un par de años, la diabetes en México ha alcanzado el nada honroso título de la principal causa de muerte en México. Igualmente, el quince por ciento de la población tenemos diabetes y cerca de la mitad de los casos no saben que la tienen pues no han sido debidamente diagnosticados y, sacando cuentas, no importa para que lado nos dejemos caer, los diabéticos mexicanos somos mestizos en mayoría y rebasamos, de forma individual, a los grupos étnicos en pugna ancestral.


Un consejo a mis compatriotas: Dejémonos de lamer la herida cinco veces centenaria y enfoquémonos a reconocer que nuestras características genéticas nos obligan a desarrollar una estrategia de modos de vida que nos permitan disminuir o incluso prevenir la posibilidad de desarrollar diabetes.


Mala combinación son la sobrealimentación, la vida sedentaria y nuestro grupo racial. Ello debería ser la base de la discusión.

jueves, 11 de octubre de 2007

Tic, tac,... la fecha se acerca

A partir de hoy, estoy estrenando un letrero anunciando el Día Internacional de la Diabetes, letrero dinámico proporcionado por cortesía de la Federación Internacional de la Diabetes (IDF, por sus siglas en inglés). Detalle que les agradezco y por supuesto que me solidarizo, pues todo esfuerzo encaminado a encontrar la forma de de detener el avance de la diabetes, amén de nuevas terapias, tratamientos e incluso, si es posible, una cura definitiva, merece el apoyo de la sociedad en su conjunto. Digo la sociedad en su conjunto, puesto que el monto económico impuesto por cada enfermo de diabetes que requiera terapias hospitalarias de alto costo para tratar complicaciones crónicas en riñones, ojos, corazón, etc. son enormes y las sociedades en conjunto tienen que cubrirlos por la vía de los impuestos. Esto es de especial importancia, ya que la diabetes es una condición cuyas complicaciones pueden ser mitigadas o incluso manejadas bajo control, prolongando por muchos años la posibilidad de una vida “normal”, manteniendo a las complicaciones a raya, puede ser incluso prevenible si los factores de riesgo son detectados a tiempo y se toman las medidas adecuadas y, en el mejor aunque el menos plausible de los casos, evitable.
Hace casi un año comencé con este esfuerzo de escribir de manera cotidiana, aunque irregular, en este espacio; lanzando a la bloggosfera mis reflexiones y encontrándome con la sorpresa que hay quién le mis ocurrencias y además, los hay quienes aparte de leerme, me otorgan su comentario. Recuerdo que en aquella ocasión, a finales de Noviembre, mi alusión fue sobre el paso –sin pena ni gloria en este México de mis amores-, del Día Mundial de la Diabetes y comentaba el enorme hueco existente con respecto a una política seria y contundente para combatir de forma decidida, efectiva y continua la expansión de la enfermedad, así como la difusión de una cultura de “vida sana”. Un año casi ha pasado desde entonces y cada vez son más los esfuerzos tanto locales como a nivel mundial, enfocados a combatir la expansión del problema de la diabetes. Casualmente, con este nuevo letrero que a partir de hoy expongo, quiero compartir con quienes me leen, el texto de la resolución 61/225 (Día Mundial de la Diabetes), de la Asamblea General de las Naciones Unidas y que esperan que de una manera rápida sea adoptada por todos los países miembros –México, por supuesto pertenece a este grupo y sinceramente espero leer o escuchar en las noticias que ya se adoptó esta resolución por parte del gobierno federal y los gobiernos estatales-, motivo central de la campaña de este año. A continuación, reproduzco el texto completo.
Resolución aprobada por la Asamblea General 61/225.
Día Mundial de la Diabetes
La Asamblea General,Recordando el Documento Final de la Cumbre Mundial 2005(1) y la Declaración del Milenio(2), así como los resultados de las grandes conferencias y cumbres de las Naciones Unidas en las esferas económica y social y esferas conexas, en particular los objetivos de desarrollo relacionados con la salud allí establecidos, y sus resoluciones 58/3, de 23 de diciembre de 2003, 60/35, de 30 de noviembre de 2005, y 60/265, de 30 de junio de 2006,
Reconociendo que es esencial fortalecer los sistemas de salud pública y de atención de la salud para alcanzar los objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente, incluidos los objetivos de desarrollo del Milenio,
Reconociendo también que la diabetes es una enfermedad crónica, debilitante y costosa, que tiene graves complicaciones, conlleva grandes riesgos para las familias, los Estados Miembros y el mundo entero y plantea serias dificultades para el cumplimiento de los objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente, incluidos los objetivos de desarrollo del Milenio,
Recordando las resoluciones de la Asamblea Mundial de la Salud WHA42.36, de 19 de mayo de 1989, relativa a la prevención y el control de la diabetes mellitus(3), y WHA57.17, de 22 de mayo de 2004, relativa a una estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud(4),
Acogiendo con satisfacción el hecho de que la Federación Internacional de la Diabetes lleve desde 1991 observando en todo el mundo el Día Mundial de la Diabetes, con el copatrocinio de la Organización Mundial de la Salud, el 14 de noviembre,Reconociendo la acuciante necesidad de llevar a cabo actividades multilaterales para promover y mejorar la salud humana y facilitar el acceso al tratamiento y a la instrucción sobre atención de la salud,
1. Decide designar el 14 de noviembre, actual Día Mundial de la Diabetes, día de las Naciones Unidas dedicado a esta cuestión, que se observará todos los años a partir de 2007;
2. Invita a todos los Estados Miembros, a las organizaciones competentes del sistema de las Naciones Unidas y a otras organizaciones internacionales, así como a la sociedad civil, incluidas las organizaciones no gubernamentales y el sector privado, a que observen debidamente el Día Mundial de la Diabetes con miras a aumentar la conciencia pública sobre esa enfermedad y las complicaciones conexas, así como sobre su prevención y atención, incluso recurriendo a actividades de divulgación y a los medios de comunicación;
3. Alienta a los Estados Miembros a que elaboren políticas nacionales sobre la prevención, el tratamiento y la atención de la diabetes que estén en consonancia con el desarrollo sostenible de sus sistemas de atención de la salud, teniendo presentes los objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente, incluidos los objetivos de desarrollo del Milenio;
4. Pide al Secretario General que señale la presente resolución a la atención de todos los Estados Miembros y organizaciones del sistema de las Naciones Unidas.
83ª sesión plenaria 20 de diciembre de 2006
(1) Véase la resolución 60/1.
(2) Véase la resolución 55/2.
(3) Véase Organización Mundial de la Salud, 42a Asamblea Mundial de la Salud, Ginebra, 8 a 19 mayo de1989, Resoluciones y Decisiones, Anexos (WHA42/1989/REC/1).
(4) Ibíd., 57a Asamblea Mundial de la Salud, Ginebra, 17 a 22 de mayo de 2004, Resoluciones y Decisiones,Anexos (WHA57/2004/REC/1).
Lo que queda, aparte de poner el propio pequeño grano de arena, es esperar que la convocatoria siga tomando impulso y con efecto de bola de nieve, vaya creciendo con propia inercia y alcance fuerza suficiente para convertirse en una iniciativa autosustentada.

jueves, 4 de octubre de 2007

A mi muy querido amigo Arturo.


Aun sin así proponérmelo, estoy en una racha de acontecimientos anecdóticos que me están llevando a dedicar las entradas de este espacio a diferentes personas, cada una por razones muy particulares. Extraña coincidencia, ya que la intención de este espacio siempre había sido la de tratar temas genéricos sobre la diabetes, tratamientos, novedades, experiencias personales y otros temas relacionados, ahora me encuentro con la novedosa y muy estimulante oportunidad de dedicar algunos de estos espacios a ciertas personas, en particular a quienes este espacio me permite enviarles un muy personal mensaje. Por ello, el de hoy pertenece a la misma categoría.

Hoy me reuní a comer con un entrañable amigo de hace muchos años, compañero de escuela en los años de la maestría, socio en mis primeros y no muy exitosos ensayos como empresario y miembro de una maravillosa familia que me adoptó como uno más de los suyos. El tema de la plática de hoy, aparte del obligado intercambio de mutuos saludos para las respectivas familias y el ponernos al corriente con el diario acontecer de nuestros asuntos, versó alrededor de su reciente –apenas hace dos días-, diagnóstico de diabetes tipo 2 (DM2).

Malas noticias, muy malas realmente, ya que se trata de una de las condiciones menos deseadas en el horizonte de vida de cualquier persona. Obviamente, con un diagnóstico tan reciente, mi querido Arturo está con un muy entendible cúmulo de emociones que se agolpan y aparte de percibirlo asustado con su nueva condición, se que se encuentra desorientado y confundido, sin saber con certeza a quién recurrir ni a qué tipo de tratamiento ajustarse.

Por ello, esta ocasión quiero dedicarle esa entrada, aprovechando la ventaja de ser el escritor y editor responsable de este espacio y, que con ya casi ocho años de vivir con DM2, creo que algo puedo decirle que le ayude a transitar esta difícil etapa de duelo por el diagnóstico recibido.

Muchas y muy variadas ideas me vienen a la mente sobre lo “más adecuado” para aconsejar en estos casos, desde el típico, cuídate pues esta enfermedad es la principal causa de muerte en el país o, el clásico, despídete de las cosas buenas y sabrosas de la vida, pasando desde las actitudes condescendientes de pobrecito de ti hasta el muy trillado e igualmente odiado “échale ganas”. Sin embargo, en esta ocasión no diré ninguna de ellas, pues aparte de quedar totalmente fuera de lugar, no tienen sentido dichas de esa forma.

Más bien, en este momento, lo que en honestidad siento que procede, es hacer un análisis serio de lo que implica para cualquiera de nosotros vivir con diabetes y explicar que, si bien hay consecuencias indeseadas derivadas de la evolución de esta condición, también hay la forma de vivir una vida “casi normal”, con pocas restricciones y con la posibilidad de recuperar un estado saludable de control con un horizonte de vida en mucho mejores condiciones que las de pronóstico normal, pagando un razonable precio diario de disciplina


El mensaje que quiero mandarle a Arturo, al igual que a todos los que vivimos con diabetes, es que actualmente los avances en la investigación médica abren muchas alternativas de tratamiento y son cada vez más los medicamentos y procesos disponibles para poder llevar de una manera más fácil y segura el control de la enfermedad. Es posible que en un futuro no tan lejano, podamos hablar no solo de opciones de control sino que incluso se pueda hablar de una cura para la enfermedad. Por lo pronto, lo que tenemos como opciones de tratamiento, son ejercicio, un plan de alimentación (adecuado a los requerimientos calóricos diarios considerando edad, estatura, peso y, lo mas importante, que se tiene diabetes), medicamentos para controlar la cantidad de glucosa en sangre (insulina e hipoglucemiantes) y en lo emocional, el apoyo de la familia.

Lo anterior me lleva un poco sobre el tema de la familia. La familia es probablemente el elemento más importante de apoyo para quienes padecemos diabetes, ya que la solidaridad diaria al considerarse como parte del clan diabético, ayuda a mantener para todos una sana alimentación en casa, a realizar rutinas de ejercicio cotidiano y a eliminar las tentaciones sobre el tema de la comida en el ambiente compartido. Por ello lanzo el reto al compromiso –Hey, lo reconozco soy un malvado ventajoso-, a la familia de Arturo para que acepten el compromiso de solidaridad, pues estoy seguro que tanto Rosalía como sus dos bellas hijas lo apoyaran sólidamente en esta situación.

Ánimo Arturo, tus amigos quienes te queremos estaremos siempre para ti apoyándote para que puedas transitar por la diabetes de una manera sana y bien controlada.