sábado, 17 de marzo de 2012

Congreso XXIV de la Federación Mexicana de Diabetes.


Dada la proximidad de la fecha en que prácticamente inicia el congreso sobre diabetes programado para este año y que no podré estar presente participando y aprendiendo, en esta ocasión aprovecharé para dar una crónica anticipada del cercano futuro tomando como base el programa general de conferencias conforme se planea para este año.

Aunque el ejemplar del programa que tengo es tentativo, veo difícil por lo próxima que queda la inauguración, que haya cambios drásticos que puedan anular o devaluar el análisis que estoy por comenzar.

Lo más interesante es que la programación de las sesiones está dividida con la misma lógica con la que la Federación Mexicana de Diabetes(FMD) realiza sus comunicaciones; es decir, un contenido dirigido a profesionales de la salud, denominado Programa Científico y otra parte, de difusión para pacientes y sus familiares, denominado Programa Educativo.  Así pues, me sumergiré en los temas propuestos y, haciendo una revisión general, el comentario se ubicará en eso precisamente, una breve nota general sobre los temas y las tendencias que de seguro se manifestaran durante los trabajos del congreso.

Iniciaré con el programa científico, ya que aquí se discute de manera más profunda sobre los conocimientos generales, específicos por especialidad médica, las tendencias en terapéutica y los lineamientos que a futuro serán las formas de resolver los tratamientos para la diabetes, en todas sus variedades. Por ello, no deja de llamarme la atención que la primera Plenaria se abra con el tema “Tomar el Control de la Diabetes ¡ya!” que es congruente con los temas en los foros internacionales sobre diabetes y que ya hemos comentado en este blog. Congruente con este pensamiento que habla de qué hacer en el futuro inmediato para lidiar con el problema de la diabetes, se abre una Mesa de Trabajo en la que colaboran las diferentes Asociaciones de Diabetes locales, para elaborar el Diseño Estratégico de la FMD 2012-2015 que he de suponer que irá de alguna manera acorde con el Plan de Diabetes 2011-2021 de la International Diabetes Federation (IDF), aunque también imagino que un plazo de diez años les pareció excesivo y se quedaron cortitos para no arriesgarse con algo más ambicioso.

Aparecen los temas de siempre (bueno, los que más socorridos resultan), como educación en diabetes, diabetes y obesidad, importancia de la actividad física, pediatría en diabetes, la diabetes y los medicamentos relacionados con su tratamiento, tratamiento de la hipoglucemia, valores meta de la HbA1c, dislipidemia y diabetes, manejo de la insulina, diabetes gestacional, retinopatía y maculopatía, manejo clínico del paciente diabético, etc. Todos temas sumamente interesantes. Sin embargo, a la luz de las más recientes teorías y hallazgos científicos a nivel de la fisiología celular, encuentro seis temas que me llaman la atención por ser sumamente importantes, dignos de una atención especial y que hay que seguir muy de cerca, en particular porque cada vez aumenta de manera acelerada la cantidad de médicos que están siguiendo estas investigaciones no solo por el mejor entendimiento que nos dan para entender a la diabetes y las mejores opciones de tratamiento, sino porque la expectativa de que detrás de estos conceptos súper novedosos, pueda estar la clave para una cura a la diabetes.

Estos temas llevan los siguientes títulos: “La diabetes mellitus es una enfermedad epigénica, mitocondrial e inflamatoria crónica”, otra se intitula: “Antipsicóticos: su efecto metabólico”, aparece el sugerente “Inflamación en diabetes mellitus. Aspectos moleculares”, De nuevo el tema de la inflamación celular con “Estrés oxidativo. Su papel en diabetes mellitus”, nuevamente un “Blancos terapéuticos en la inflamación” y, finalmente, y finalmente, “¿Podrían los inhibidores de DPP-4 desplazar a las Sulfonilureas en el tratamiento de la DT2?” (*)

Estos temas que están ubicados aun en lo que actualmente se denomina de frontera y son campo fértil de estudio y observación, están llevando a la medicina mundial hacia una profunda reevaluación de la diabetes como enfermedad que afecta al organismo y sus funciones mucho más allá de lo que el saber popular le atribuye, que en si es bastante y nos abre un nuevo panorama que habla de una patología sumamente compleja y que requiere miles de horas de estudio, del desarrollo de tecnologías también de frontera y ese nuevo enfoque que hace algunas entradas definí como “Estableciendo paradigmas con respecto a la diabetes”, todo un nuevo modelo en función de la actividad mitocondrial y los tejidos inflamados como respuesta al estrés.

Por otro lado, en el aspecto educativo, ahí, en esa sola palabra está la gran megatendencia a aplicar por el lado de los pacientes diabéticos. Educación e información completa, correcta y oportuna que permitan un mejor autocontrol de la enfermedad.

Veremos una vez que acabe el congreso que enseñanza nos deja atrás, como sociedad y en lo individual y, lo más importante, cuáles acciones coordinadas deberán darse para que permitan mejorar las condiciones de salud de los diabéticos tanto en los diagnosticados como en aquellos que aun no lo saben.

 (*) enzima Dipeptidil-peptidasa

miércoles, 7 de marzo de 2012

¿Qué comer cuando hay diabetes?


No creo que exista sobre la faz de la tierra una  sola persona que, teniendo diabetes, nunca se haya hecho esta pregunta. Es quizás una de las incógnitas más comunes de las que a diario confrontamos quienes por padecimiento endocrino nos denominamos diabéticos. No importa si nuestra diabetes es del tipo 1, 2, gestacional o por origen diverso, el qué comer y cuánto comer se convierte en la gran incógnita que debemos resolver para mantenernos dentro de lo que se puede definir como “una alimentación adecuada” En este espacio he escrito ya mucho sobre la forma correcta de alimentación para quien padece diabetes y, dado que los criterios de cuál es la mejor forma van cambiando constantemente, pero con convergencia hacia un criterio global que resuelva la mayoría de los casos. Este sistema se basa en tres conceptos que se van agrupando en un concepto de “lo correcto” y son, el índice glucémico de los alimentos, el ahora denominado “plato del buen comer” y el tamaño de ración equivalente.

En esta ocasión y para hacer la entrada breve pero no poco entretenida, quiero compartir un hallazgo que hice al explorar la página de la IDF (International Diabetes Federation), y que es una liga interactiva que presenta un par de ruedas móviles tanto del índice glucémico, como del plato del buen comer. El enorme valor que le doy a esta información es que de un vistazo nos permite ver los que es bueno poner en el plato y además, nos da el dato de cuánto impacta en nuestra glucosa (índice glucémico), lo que nos sirve como una muy buena herramienta en el momento de planear la alimentación sana y correcta y ayuda a hacer la tarea del balance con menos esfuerzo.

Dejo la liga para que la sigan y espero que les sea tan útil y divertida como lo está siendo para mí. Una nota final: está en inglés, español y francés y, abarca alimentos fáciles de identificar y casi todos ellos disponibles en una gran diversidad de regiones y países.


domingo, 4 de marzo de 2012

Estableciendo paradigmas con respecto a la diabetes (VI y final).


El último de los objetivos del documento que hemos venido analizando, Plan de Diabetes 2011 - 2021 (Diabetes Plan 2011-2021, en original), de la IDF (Federación Internacional de Diabetes), declara tajante “Detener la discriminación hacia la gente con diabetes”. Pero, antes de desenfundar la flamígera espada de la justicia, veamos qué queremos decir con “discriminar”.

Sin ánimo de entrar en una polémica sobre los derechos humanos ni en un curso intensivo de la lengua castellana y sus orígenes, analizo el verbo discriminar, que originalmente quería decir simplemente “separar, diferenciar una cosa de la otra” y esto en función a características que permitían establecer una separación. Este concepto es ampliamente usado actualmente bajo el título de clasificación, pero bajo el mismo principio; separar por las diferencias percibidas. Sin embargo, según pude rastrear, es a partir del siglo XIX en que el término discriminar se comienza a usar como sinónimo de dar trato de inferioridad a una persona o grupo de personas por motivos de raza, religión, sexo, clase social u otros motivos de tipo ideológico o culturales, es decir, hacer una separación pero en vez de solo por razón de estudio, con la perversa intención de marginar o maltratar. Por lo que sabemos, la diabetes también ha sido para mucha gente una razón suficientemente válida para ser marginada, rechazada, repudiada o por lo menos vista con un dejo de lástima y pena manifiestas. El clásico “hay, pobrecito, tienes diabetes”, ¿quiénes no lo hemos escuchado al menos una vez aplicado a nuestra sensible autoestima?

Sin embargo, apoyándonos en datos duros obtenidos de estudios y encuestas, experiencia y carencias de quien a diario lidia con la diabetes, esta discriminación se manifiesta como la imperiosa necesidad de comenzar a reconocer el derecho de todo diabético por alcanzar un acceso a un cuidado de salud apropiado y económicamente al alcance, así como en educación e información sobre nuestra enfermedad. Como ya lo escribí, no es un privilegio, es un derecho. Es más, quienes padecemos diabetes podemos y debemos jugar un papel central en el cambio de la marea de la diabetes.

Más allá de la actitud que como individuos, sanos o con diabetes tomemos con respecto a la propia diabetes y quienes la padecen, debemos entender que la sociedad organizada debe también usar esa fuerza de conjunto denominada gobierno, para transformar los legítimos derechos y las aspiraciones de los ciudadanos en realidades tangibles. Así pues, el derecho a la salud requiere de las autoridades gubernamentales el establecer políticas y planes de acción que conduzcan hacia la protección contra las enfermedades epidémicas y proporcionar un cuidado a la salud accesible y a la disposición de todos. En sus últimas consecuencias, podemos afirmar con certeza que los derechos a la vida y a la salud de los niños y los adultos con diabetes les son negados cuando no les es detectada la enfermedad o no se les permite el acceso a costo alcanzable a las tecnologías y los medicamentos necesarios para tratarla.

No se puede ni se debe culpar a la gente con diabetes por su enfermedad y mucho menos aceptar como algo normal el ser discriminados en las escuelas o centros de trabajo, en la expedición de pólizas de seguros de gastos médicos, en la protección social o de manera más amplia, en la sociedad en general. Dicha sociedad debe tomar conciencia que hay gente que es susceptible a la diabetes simplemente por tener condiciones genéticas y epigenéticas (del griego epi-encima, sobre de; genos-origen, nacimiento, raza y el sufijo ikos-relativo a), que otros individuos no tienen. Aun así millones de diabéticos enfrentan el estigma y la discriminación, lo que propicia una cultura del secreto con respecto a la diabetes que pudiera crear barreras de acceso a servicios, empleo e incluso a oportunidades de formar vida en pareja. En muchos casos evitar que la gente con diabetes participe activamente en roles sociales. La carga es mayor para la gente que pertenece a ciertos sub grupos de población que sufren per se, otros tipos de discriminación o marginación, tales como niños, grupos indígenas, minorías étnicas y mujeres.


Dado que la diabetes es una enfermedad que hasta ahora es de por vida y además requiere la diaria toma de decisiones complejas además de demandar rutinas y habilidades de auto manejo y monitoreo, es vital que éstos sean exitosos para un cuidado efectivo de la diabetes.  Dar el derecho y la oportunidad de tomar un papel central su cuidado, prevención y protocolos de investigación a la gente con diabetes, sus familias y sus comunidades, es crítico si se quiere revertir la carga de la diabetes y sus complicaciones.

Ahora, la pregunta es, ¿Qué hacer para remediar esta percibida discriminación y sus devastadoras consecuencias? Nuevamente el paradigma a adoptar está aquí a la mano y se resume en tres cursos de acción:

1.   Promover y proteger los derechos de la gente con diabetes. Acción que requiere ser implementada tanto en los niveles nacionales como en el contexto internacional. Y esto a través de:
a.   Habilitar a la gente con diabetes reclamar sus derechos y cumplir con sus responsabilidades, creando esquemas de políticas legales y de apoyo, particularmente en el contexto del empleo, educación y seguros.
b.   Adoptar los principios dentro de la carta internacional de derechos y responsabilidades de la gente con diabetes, emitida por la IDF (International Diabetes Federation)
c.    Promover los derechos de los denominados grupos vulnerables tales como niños, mujeres, población indígena, minorías étnicas y gente con discapacidad.

2.   Hacer tomar parte y dar herramientas (en el texto original dice empower, cuya mala traducción actualmente se ha popularizado con el término empoderar, que no deja de ser un disparate, por lo que me abrogo la libertad de traducirlo a contracorriente), a la gente con diabetes para ponerla en el centro de la respuesta a la diabetes. Ello implica:
a.   Involucrar a la gente con diabetes, sus familias y comunidades en el diálogo y las decisiones sobre las políticas, diseño de programas, implementación y monitoreo de la diabetes.
b.   Apoyar la ceración de organizaciones solidas y redes de pacientes diabéticos.
c.    Proporcionar de forma regular y transparente reportes públicos sobre los procesos y resultados para que la gente con diabetes o afectada por la diabetes, tenga un apoyo para impulsar el cambio.
3.   Retar al estigma social y la discriminación en el contexto de la diabetes. Para ello, las propuestas son:
a.   Animar y dar apoyo para la implementación de campañas para incrementar la conciencia sobre la diabetes y reducir el estigma relacionado con la diabetes.
b.   Identificar y apoyar representantes del cambio con alto perfil y a líderes comunitarios que comuniquen con fuerza las necesidades y derechos de la gente con diabetes.
c.    Confrontar las normas y prácticas sociales que impiden la igualdad en la toma de decisiones y apoyar la eliminación de estigmas y vergüenza relacionada con la diabetes.


El estigma social y la vergüenza derivada puede ser una barrera para el diagnóstico temprano, el auto manejo efectivo y el acceso correcto a cuidados y tratamientos profesionales. El incrementar la conciencia sobre la diabetes y reduciendo el estigma, los conceptos erróneos y los mitos se tienen elementos importantes para el cuidado y la prevención de la diabetes.

Finalmente lo que me resta por comentar para cerrar esta larga cadena de entradas dedicadas a la paradigmática postura del documento en análisis es que concentra de una forma en que ya no podemos diferir un profundo aunque breve análisis de la situación actual de la diabetes en el mundo, deja entrever el futuro catastrófico que podría darse si no hacemos nada y, finalmente proporciona una serie de medidas en tres niveles estratégicos para resolver el problema y, adicionalmente pone un horizonte hasta el 2021.

Ya desde hace algunos años –no muchos, por desgracia-, se ha venido manejando cada vez más abiertamente que el tratamiento del paciente diabético consiste en una combinación de medicamentos, ejercicio, alimentación adecuada y conocimiento sobre la enfermedad. Ahora vemos estos factores corroborados, con la adición de la necesidad de ampliar la participación de la gente con diabetes mas alla de su propio cuerpo y tomar parte activa en la solución del problema e incluso llevarlo al nivel comunitario desde el nucleo familiar, pasando por la propia comunidad y alcanzando un nivel nacional.

El reto ya está. Nuestra acción es la que sigue para encontrar y alcanzar la solución esperada. Si lo logramos, tendremos un mejor futuro para nosotros y las generaciones siguientes. Por mi parte, este es mi grano de arena y seguiré luchando todos los días por mi salud y la de todas aquellas personas a las que pueda motivar a seguir adelante por esta difícil, pero necesaria senda del auto control y la disciplina tan, pero tan necesaria como difícil de lograr. Estoy seguro que el futuro será como lo soñamos.