jueves, 30 de noviembre de 2006

Noviembre, mes de la Diabetes




Cada año en noviembre, este año le tocó al 14, se celebra el día mundial de la Diabetes. En México, al menos para mi y seguro para otros muchos diabéticos, nos paso totalmente desapercibida la fecha. De ese día, creo que no puedo agregar nada, excepto que fue un martes.

Se supone que la idea detrás de la susodicha celebración es la de informar a los diabéticos sobre los avances para tratar la enfermedad y sus complicaciones, divulgar nuevas terapias, medicamentos e incentivar la toma de conciencia a nosotros los diabeticos para mejorar habitos y cuidados, asi como a la población que no se sabe en riesgo o que siendo diabética no ha sido diagnosticada. En fin, muchos fines sin fin, pero, siendo año de cambio de gobierno en este mi México querido, parece que los que se van simplemente tiraron la toalla y los que llegarán, no harán nada hasta después del 4 de diciembre, primer día hábil del nuevo periodo gubernamental.

Por ello, tomando una estafeta virtual, planto este breve comentario al respecto de tan anónima fecha y dejo constancia, desde un espacio no gubernamental representado por esta entelequia denominada "La Sociedad Civil" -vaya pues con tal mamotreto de título-, que la fecha no pasó totalmente desapercibida, a pesar de los enormes esfuerzos y recursos del sector salud (público y privado), que se emplearon para voltear la cara al otro lado y hacer de cuenta que aquí no pasa nada.

Sin embargo y como una coincidencia digna de predicción del oráculo, este blog nace al final casi del mes de noviembre y ahora de manera de manda ordenada por los Dioses, quedamos ungidos como el sitio sagrado, sede de la celebracion anual donde cada noviembre la tradicion sera encender una velita virtual por el aniversario del dia mundial de la Diabetes. Asi sea.

Quede este dato asentado para la posteridad y obrese en consecuencia.

P. D. Notese que vela mas adecuada, imposible.

Como en todo lo que atañe a los asuntos del ser humano, me encontré que no estoy solo en el mundo, ya que la Diabetes es una enfermedad conocida desde la antigüedad y los casos diagnosticados crecen de manera alarmante cada día. Existen diferentes orígenes y manifestaciones de la Diabetes y en la actualidad, se han agrupado básicamente en cuatro tipos: Tipo I también conocida como “juvenil” o insulinodependiente, Tipo II, también conocida como “de adultos” o no insulinodependiente (todavía), la gestacional, que se presenta durante el embarazo y, aquella que se presenta por diferentes causas que no clasifican como parte de las anteriores y que por lo general remite al desaparecer la causa.

De acuerdo con las estadísticas actuales tanto de la OMS (Organización Mundial de la Salud) y otras organizaciones de salud en todo el mundo, México incluido, la Diabetes tipo I, aporta cerca del diez por ciento de los casos totales diagnosticados y la que se presenta con mayor crecimiento en número de casos es la del tipo II, contando con cerca del noventa por ciento del total de diabéticos. También, de acuerdo con estudios realizados a la fecha, las causas principales de la aparición de este tipo de Diabetes, además de las de tipo genético-racial, se vinculan con la vida moderna y sedentaria que sujeta a las personas que habitan en áreas urbanas a condiciones de stress, malos hábitos de alimentación, en donde los productos industrializados, los congelados y las comidas rápidas carentes del necesario equilibrio nutricional, comienzan a formar nuestra principal fuente de alimento. También contribuye al problema la reciente moda de la “cultura de la sobrealimentación” que se practica no solo en los lugares de venta de comida en donde se sirven “porciones extra grandes”, “martes de 2X1”, “la hora feliz”, “coma todo lo que pueda por tan solo...”, “tamaño jumbo”, “combo pack”, etc., sino que en el caso de muchas personas comienza a constituir la dieta diaria e incluso el tipo de comida para consumir en casa. La película norteamericana “Engórdame (Super size me)”, cuenta de forma dramática las consecuencias visibles en el protagonista al someterse por un periodo no demasiado largo a una dieta formada exclusivamente por las llamadas comidas chatarra.

Agreguemos a lo anterior el estilo de vida sedentaria que privilegia el uso del transporte mecanizado y elimina el esfuerzo físico al hacernos dependientes de elevadores, escaleras eléctricas, controles remotos, teléfono en el bolsillo o al cinto y el automóvil, incluso para recorrer distancias ridículamente cortas o peor aún, el cómodo y conveniente “servicio de entrega a domicilio”. Nos engañamos o, mas bien deseamos dejarnos engañar con aparatos mágicos que se ejercitan por nosotros y prometen cuerpos esculturales sin esfuerzo e incluso mientras que, cómodamente sentados en un mullido sillón, vemos nuestro programa favorito. Esto afecta negativamente nuestra capacidad física y contribuye al deterioro del organismo, que de seguro resulta obeso y fácilmente expuesto a enfermedades y afecciones.

Completando el cuadro, está el uso y en algunos casos el abuso de sustancias estimulantes consideradas no solamente legales, sino que socialmente indispensables. Entre éstas encontramos alcohol, tabaco, café, chocolate y el té, refrescos de cola con cafeína y recientemente bebidas alcohólicas en mezclas (coolers) y las llamadas “bebidas energéticas” con contenidos elevados de azúcares y mezclas de alcaloides (taurina, guaraná, cafeína, etc.), así como también algunos fármacos “legales” que se obtienen sin prescripción médica como los analgésicos adicionados con cafeína, los antihistamínicos, laxantes y otros más que, mal usados o en exceso, provocan efectos negativos en el organismo.