lunes, 30 de enero de 2012

Estableciendo paradigmas con respecto a la diabetes (I).



No sé si a todo mundo le pasa lo mismo con respecto a esta palabra, tan de moda que se usa y frecuentemente se abusa sin ton ni son y no es extraño encontrar a quienes la emplean sin siquiera conocer su significado desvirtuando el concepto de lo que expresan. Por ello, recurro al diccionario y comparto lo que significa para efecto de esta serie de entradas: Paradigma: “Ejemplo o modelo”, del griego Paradeigma, (léase paradeigma) formada del prefijo para (junto) y deigma (modelo, ejemplo). Actualmente se utiliza para denominar un concepto novedoso que rompe con las ideas o prejuicios del pasado y se infiere que la nueva “visión” es mejor que lo anteriormente aceptado.


Como lo dije anteriormente, el término paradigma tan de moda es sin embargo imprescindible para dar contexto al tema que hoy retomo en torno a los tres objetivos del Plan de Diabetes 2011 - 2021 (Diabetes Plan 2011-2021, en original), de la IDF (Federación Internacional de Diabetes) que, casualmente, pretenden establecer un paradigma en la forma de manejar la diabetes, en particular la tipo 2. Como ya había anunciado anteriormente, este plan consta de tres grandes objetivos cuyo planteamiento y alcance pretendo comentar en este espacio. Así pues, en esta ocasión arremeteré con el primer objetivo que se enuncia como: “mejorar los resultados en la salud de la gente con diabetes”.

La justificación de este objetivo radica en el concepto de que “la diabetes causa incontable sufrimiento personal y costos sociales y retrasa el desarrollo personal y económico. Las complicaciones NO son inevitables; sabemos lo que hay qué hacer, hoy es el tiempo de actuar” y así queda asentado en el documento.

Pero antes de entrar en materia, quisiera reproducir lo que el documento en análisis define como los principales tipos de diabetes y su panorámica actual:

DIABETES TIPO 1: Es un padecimiento autoinmune que destruye las células productoras de insulina en el páncreas. Representa del 3-5% de todos los diabéticos a nivel global. Se desarrolla de manera más común en niños y adultos jóvenes, pero puede ocurrir a cualquier edad. La gente con diabetes tipo 1 depende de insulina inyectada para sobrevivir. Decenas de miles de niños y adultos jóvenes mueren cada año por falta de la insulina necesaria para sobrevivir. Aun no existe ninguna terapia comprobada para prevenir o curar la diabetes tipo 1 y que esté disponible de forma amplia.   

DIABETES TIPO 2: Se debe a una combinación de resistencia a la insulina y a la deficiencia de insulina. Representa el 95% o más de todos los diabéticos a nivel global. Ocurre más comúnmente en gente de edades medias y gentes mayores, pero está afectando de manera creciente a niños, adolescentes y a adultos jóvenes con sobrepeso. Está afectando de manera particular a la gente en los años productivos de su ciclo de vida. La gente con diabetes tipo 2 es tratada generalmente con tabletas (hipoglucemiantes), pero pudieran requerir también inyectarse insulina. La diabetes tipo 2 es la principal causa de afecciones cardiacas y otras complicaciones. Ésta podría prevenirse o diferirse significativamente con intervenciones simples y poco costosas.

DIABETES GESTACIONAL (DG): Se trata de una intolerancia a la glucosa que se manifiesta o reconoce por vez primera durante el embarazo. La DG afecta al menos a 1 en 25 embarazos a nivel global. Cuando no se diagnostica o no se trata adecuadamente, puede inducir a gestar bebés más grandes de lo normal y a mayores tasas de muerte materna o infantil y a anormalidades del feto. Las mujeres con DG y su descendencia tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro.

Así pues, ya tenemos las bases para revisar nuestros conceptos y prejuicios con respecto a la diabetes y comenzar a establecer los nuevos paradigmas con respecto a la enfermedad. Entonces, ¿qué hay con respecto al primer objetivo del plan comentado, “mejorar los resultados en la salud de la gente con diabetes”?.

En sí mismo, el concepto parece una contradicción, una auténtica paradoja. El paradigma actual de la diabetes es el equivalente a una sentencia de muerte ya que una vez que somos diagnosticados el común denominador es la noticia en términos de “te vas a morir” seguido por las advertencias sobre lo que inevitablemente saldrá mal, el escenario de posibles complicaciones y la descalificación de “ah y por cierto, TODOS los diabéticos hacen trampa” así como otras joyas al respecto.

Por ello cuando la IDF marca esta primera meta, nos está diciendo de manera clara y sin vueltas que el diagnóstico de diabetes NO debe ser una condena o una inevitable situación catastrófica y que aunque el daño ya está ahí, no tiene por que avanzar, agravarse o convertirse en una lenta pero inexorable causa de muerte precedida de un proceso de deterioro que nos vaya mutilando ojos, riñones, extremidades, corazón y cerebro, entre otros órganos afectados. Simplemente se trata de hacer lo que actualmente sabemos debe hacerse y  las líneas claras, para que no quepa duda, se asientan.

Los componentes centrales del un tratamiento efectivo de la diabetes son:

·         Tratamiento y monitoreo clínico para lograr un control glucémico y metabólico.
·         Educación y apoyo de auto manejo
·         Prevención y manejo de las complicaciones.

Existen procesos y prácticas internacionalmente reconocidos que han demostrado ser efectivas para controlar la diabetes y evitar o retrasar la aparición de complicaciones. Por ello, una atención de buena calidad puede eliminar o disminuir sensiblemente la necesidad de servicios de atención aguda de alto costo.

La meta en este sentido se expresa muy simple, pero implica un enorme esfuerzo, ya que se trata de proporcionar las medicinas, tecnologías y servicios esenciales a toda la población con diabetes.

Por hoy hasta aquí esta reflexión y seguiré comentando el documento pues en poco tiempo, espero, será ya no un posible futuro, sino la cotidiana realidad.



viernes, 6 de enero de 2012

Propósitos de año nuevo

Sí, ya lo sé, es temporada de hacer propósitos, propósitos que se van diluyendo conforme van pasando los días, semanas y los que sobreviven lo suficiente, quizá algunos de los primeros meses, inexorablemente se van perdiendo en la añeja rutina que nos ha absorbido toda la vida y al parecer no importa cuánto entusiasmo nos invada al hacerlos, parece ser que la realidad se empeña en hacernos saber que la fuerza de voluntad no siempre es equiparable al entusiasmo. Si bien hacer propósitos, particularmente al inicio del año, es un indicio positivo de que sabemos que tenemos que cambiar, hacer algo diferente –y generalmente sabemos con toda claridad qué es ello que hay que hacer o cambiar-, al parecer el simple acto de declarar los propósitos, ya sea en voz alta o por escrito, tiene el efecto de drenar la energía de realización.

Aunque mi propósito para este nuevo año que comienza fue no hacer ningún propósito, no puedo dejar de lado el tema y no es porque repentinamente me sume a la marea de la moda típica de la temporada, ni mucho menos que considere que ya me rendí ante el cliché inevitable. No, simplemente la diferencia está en que no se trata de mis propósitos sino de los propósitos que desde septiembre pasado se recogieron en el “Global Diabetes Plan 2011-2021” de la International Diabetes Federation (IDF, Federación Internacional de Diabetes). Ya había escrito al respecto de este plan en cuanto me llegó a las manos el pasado noviembre, en torno a las celebraciones del Día mundial de la Diabetes y resulta que dada la gravedad del problema, estos propósitos son dignos de la seriedad más extrema y requieren que el mayor número de personas en el mundo nos sumemos a esta enorme tarea. Es probable esta percepción de lo colectivo, lo organizado en masa sea lo que me hace verlo como un propósito con gran viabilidad para ser realizable hasta sus últimas consecuencias positivas.

Habiendo prometido en aquel entonces hacer un análisis de los objetivos de dicho plan, por angas o mangas otros temas se fueron interponiendo en el camino y es ahora en que cuando la idea de propósitos flota en el ambiente los retomo y aprovecho una muy oportuna ocasión para enfocarlos como una serie de propósitos de año nuevo que, de acuerdo al periodo de realización programado, alcanzará para los buenos propósitos del 2012 y hasta el 2021, diez años de propósitos de año nuevo que pretenden, entre otras cosas, frenar la creciente epidemia de diabetes y cambiar la mentalidad general que prevalece sobre la diabetes y cómo es percibida.

Así pues, entremos en materia.

Conocidos los propósitos, es decir los objetivos del plan que son: Mejorar los resultados de salud de las personas con diabetes; Prevenir el desarrollo de la diabetes tipo 2 y Acabar con la discriminación contra las personas con diabetes. Como dichos objetivos son a diez años, es necesario considerar la magnitud e importancia de la tarea por emprender, por lo que la iniciativa rebasa con mucho no solamente las capacidades de un organismo como la IDF (Federación Internacional de la Diabetes, por sus siglas en inglés), sino que incluso reta las capacidades de naciones individuales, por lo que se hace un llamado sumamente amplio a la ONU (Organización de las Naciones Unidas), a sus organismos, entre ellos la OMS (Organización Mundial de la Salud), a los gobiernos (a todos, al menos a los estados miembros de la ONU), a la sociedad civil (a mí y todos ustedes) y, en lo particular a la comunidad diabética mundial (entiendo aquí a todos los que padecemos diabetes o nuestros familiares y a quienes por razones profesionales están en contacto con la diabetes y sus consecuencias).

Si leemos con cuidado los postulados del plan, vemos que la gran directriz se enfoca en tratar de unificar todos los esfuerzos locales -muy dispersos en la actualidad y con resultados positivos a nivel localmente limitados en muchos casos-, hacia una estrategia mundial que esté respaldada incluso como política nacional, que permita resolver un problema que, sabiéndolo controlable, está totalmente fuera de control y adquiriendo dimensiones catastróficas en todos los países en que se presenta.

Dado que dentro del plan que me he fijado este año está el ir desmenuzando y analizando el Plan Global de Diabetes 2011-2021, de a poquitos, en esta ocasión finalizo esta entrada con una reflexión que me inquieta en lo personal. Si bien las estadísticas marcan a la diabetes, particularmente la tipo 2, como un problema controlable que con medidas relativamente sencillas –sencillez a nivel de los sistemas de salud nacionales-, que un componente clave en dicho control es la información y educación, ¿por qué en lo individual no tomamos conciencia que somos un número más en la estadística y simplemente hacemos lo que tenemos que hacer para convertirnos en un numero menos? Después de todo, puede que no me interese la salud del resto de los siete mil millones de personas con las que comparto este apretado planeta, pero ¿mi salud? No puedo obligar a nadie a que se cuide y viva sano, pero si 300 millones de diabéticos tomáramos de ya el compromiso de vivir sanos con nosotros mismos, ¿habría que esperar diez años para ver un cambio en los números? Tampoco lo creo yo. Feliz día de reyes

domingo, 1 de enero de 2012

¿Es el todo algo más que la simple suma de las partes?


Iniciando el 2012 reflexiono sobre lo gratificante que es iniciar el año escribiendo en este espacio virtual, lo que me marca la pauta de actividad que espero prevalezca a lo largo de los 366 días por transcurrir y que desde este primer día, ya acabada la jornada de labores o de reuniones sociales como sucede en esta fecha, me apoltrono en mi rincón frente a mi laptop y comienzo a vaciar mis ocurrencias alrededor del tema de la diabetes.

La inquietud inicial la despierta un artículo que aparece en la revista Scientific American, correspondiente a enero de 2012. Noticias más frescas, difícilmente. El artículo que inspira el tema de hoy, se intitula “Five hidden dangers of … OBESITY” (algo así como “Cinco peligros ocultos de la … OBESIDAD) y habla de las predicciones sobre población con sobrepeso excesivo para el 2030, a tan solo dieciocho años de hoy y mencionan que en los Estados Unidos (obvio, son sus estadísticas locales), los casos de obesidad se estima tengan un incremento de unos sesenta y cinco millones más que en 2011, es decir, casi la mitad de la población y que ello implicaría sumar a los casos actualmente existentes, unos seis millones de casos de infartos y embolias cerebrales, además de aumentar en ocho millones el número de pacientes con diabetes mellitus tipo 2.

Así pues, que dada la magnitud del problema, seleccionan cinco problemas que no son necesariamente correlacionados a la prevalencia de la obesidad, pero ya hay evidencia científica que prueba que la obesidad es causal directa de dichos riesgos. Estos son:

1.   Dificultad para respirar. Ello se debe a la acumulación de grasa visceral que es más peligrosa que la subcutánea ya que al acumularse presiona al diafragma por debajo, dificultando el proceso de la expansión de los pulmones.
2.   Ardor por reflujo gástrico. Al parecer la grasa visceral –de nuevo el villano-, al acumularse empuja hacia arriba el estómago provocando el derrame de ácido hacia el esófago, causando el molesto ardor.
3.   Dolor en las articulaciones. La acumulación de grasa y el sobrepeso resultante provocan sobre carga en las articulaciones de las rodillas en particular, causando inflamación y limitando la capacidad de movimiento con fuertes dolores como resultante.
4.    Depresión. Se han encontrado neuronas que presentan deformación y encogimiento y aunque no hay una prueba definitiva, se estima que factores de tipo sicológico adicional al estigma social que significa el ser obeso, contribuyen a esta condición.
5.   Disfunción sexual. Los precursores químicos que liberan las células grasas y que producen inflamación pueden dañar los ramales nerviosos en el pene y también atacar los vasos sanguíneos que irrigan el clítoris, llevando en ambos casos a una incapacidad para disfrutar del sexo.

Al considerar la función del cuerpo humano, el organismo vivo más complejo del que tengamos noticia hasta la fecha, es difícil alcanzar a imaginar cuan complicado resulta entenderlo como un todo, desde el punto de vista de la fisiología -esa rama de la biología que busca explicar cómo funcionan los organismos vivos en sus partes relevantes-, ya que cada vez que se estudia un órgano o un sistema, relacionados con alguna enfermedad o condición de salud, resulta que como liebres de historia infantil, van saltando nuevos retazos de información que surgen de los lugares menos esperados.

Sin embargo y aunque a veces sentimos que toda esta información que nos llega a diario puede resultar abrumadora a primera vista, nos pone en la perspectiva que el entender cómo funciona nuestro cuerpo en cada una de sus intrincadamente complejas partes, desde el interior de una célula hasta sistemas completos, nos permite entender el qué y el cómo resolver problemas antes imposibles de solucionar. Por lo pronto, es totalmente cierto que la información es uno de los pilares en que se apoya el tratamiento de la diabetes. Es posible que no sepamos de fisiología ni otros temas relacionados, sabemos que necesitamos conocer cómo manejar nuestra condición y, claro, un poco de información extra nos ayuda a comprender cada vez más sobre nuestra enfermedad y las mejores formas de tratarlas.

Así pues, analizado este primer tema, este año promete que dará mucho de qué hablar sobre la diabetes y otros temas de salud relacionados.

Entonces solo me queda desearles a todos mis lectores un inmejorable 2012 pleno de cuidados y control.