Después de las pasadas tres entradas con respecto al primer
objetivo del documento titulado “Plan de Diabetes 2011 - 2021 (Diabetes Plan 2011-2021, en original),
de la IDF (Federación Internacional de Diabetes)”, el cual es “Mejorar los
resultados de salud para las personas con diabetes”, en el que se hace hincapié
en un enfoque de atención temprana al problema que esta significando el enorme
crecimiento de casos y las potencialmente catastróficas consecuencias
previsibles en el costo de atender las complicaciones derivadas de una pobre o
nula atención temprana, además del propio sufrimiento personal y familiar de quienes
la padecemos.
Por ello, la atención médica debe dejar su enfoque
tradicional de intervención correctiva y que en su momento ha tenido su valor,
pero que ante la dimensión del problema hacia el futuro, el enfoque se percibe
insuficiente e incosteable. Prácticamente nada de lo que se plasma en el
documento objeto de este análisis es una sorpresa o tema desconocido; no, la
gran diferencia es que por vez primera se lanza una campaña a nivel global que
pretende hacer eco en todos los jefes de estado y, consecuentemente, en los
sistemas de salud de todo el mundo sobre la imperativa necesidad de cambiar el
enfoque de lo que hasta ahora se había considerado el “protocolo normal” en la
atención de la diabetes.
No, no se trata de que los estados nos adopten y nos traten
como “menores” incapaces de resolver nuestros problemas, sino incorporar a la
lucha contra la diabetes y sus devastadores resultados la capacidad de
organización del estado y la fuerza conjunta que implica contar con organismos
públicos que apoyen las acciones correctas para paliar y en su mejor
consecuencia, disminuir a un mínimo manejable el número de casos presentes por
país.
El segundo objetivo del plan, el cual ya se esbozó en las
entradas anteriores y que va más allá de detectar a toda la población que
padezca diabetes o esté en riesgo de desarrollarla en el corto plazo, para
asegurar que reciban el tratamiento adecuado y tiene que ver con la gente que estaría
en riesgo de desarrollar diabetes si es que a nivel de sociedad en general no
se hace lo necesario para evitarlo. Por ello, dicho segundo objetivo es “Prevenir el desarrollo de la diabetes”.
Nuevamente, el factor de medida en este objetivo es más el
económico, que dicho sea de paso, pesa más en las decisiones políticas y de
todo tipo, que el propio sufrimiento humano. Así, la lógica detrás de este
objetivo está en que el costo humano y económico de una intervención a nivel
nacional, será mucho menor que el no hacerlo.
Al hablar de la prevención, el enfoque está dirigido principalmente
a la diabetes tipo 2 ya que muchos de los factores relevantes que la originan
son conocidos y, se estima que con cambios en el estilo de vida que abarcan un
importante ajuste en la cantidad y la calidad de la alimentación, la calidad y
cantidad de la actividad física y una oportuna atención médica preventiva de
máxima calidad, se pueden alcanzar resultados tangibles a lo largo de la vida
del programa que abarca un lapso que llega hasta el 2021.
Sin embargo, al igual que a mí, a alguno de mis lectores le
surgirá la pregunta: y la diabetes tipo 1, ¿qué hay con ella? Bueno, dado que sus
causas son diferentes a las de la diabetes tipo 2 y que, en principio y hasta
el momento no se conocen formas para predecirla, no es posible aplicar estos preceptos
en lo particular. Sin embargo, en muchos países hay grupos de científicos
trabajando a pasos acelerados para mejor entender los factores de riesgo y los
disparadores de la diabetes tipo 1 y cómo modificarlos de forma exitosa.
Algunos trabajos ya empiezan a dar pistas promisorias al respecto y espero ir
comentando al respecto en este espacio conforme se vayan dando a conocer. Así
pues, es posible que a lo largo de la vigencia de este plan aparezcan de forma
comercial tratamientos para prevenir o incluso curar la diabetes tipo 1. La
esperanza es persistente y seguiremos al pendiente de los hallazgos de la
ciencia.
Ahora bien, ¿cuáles son las dimensiones que este plan sugiere
para el logro de este ambicioso segundo objetivo? Vayamos enumerándolas para
luego hacer un análisis de cada una para entender su razón de ser.
·
Incorporar a la salud en todas las políticas
públicas.
·
Poner al alcance de todo mundo una nutrición
saludable
·
Promover la actividad física diaria
·
Determinar si un enfoque de prevención de la
diabetes tipo dos hacia “el alto riesgo” es adecuado y si así es,
implementarlo.
El segundo objetivo también tiene la belleza de la sencillez
en su enunciado, pero en la próxima entrada veremos que hay muchísima tela de
donde cortar y que incluso el horizonte previsto para alcanzar los objetivos se
percibe penosamente corto para alcanzarlo considerando el pantagruélico tamaño
del reto. Mientras tanto, aquí dejo esta aportación que espero nos haga seguir
meditando, más que en el problema, en las oportunidades que se van abriendo en
el panorama de la prevención.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario