Continuando con el tema y con la intención de concluir esta breve serie –que no el tema que tiene mucho de donde cortar-, sigo adelante con esta entrada en la que quisiera ver otros aspectos relacionados con el correcto autocontrol.
Si resumimos las anteriores entradas que versan de manera principal sobre el documento denominado “Autocontrol de la glucemia en la diabetes de tipo 2 sin tratamiento con insulina”, observamos que se trata de una serie de recomendaciones a los profesionales de la salud sobre la forma de obtener datos confiables en base a parámetros estándar en cuanto a frecuencia y horarios en la toma de muestra en un esquema denominado ACG. Esto tiene la doble ventaja que le da al cuerpo médico una medida estandarizada como base para medir la efectividad del tratamiento prescrito, como al paciente una rutina de auto monitoreo que le otorga un marco de referencia y disciplina que le puede aportar a llevar un mejor estilo de vida con mayor apego a las medidas prescritas.
Pero además de uno picarse los dedos con mucha dedicación y constancia para obtener ritualmente el valor que el cuerpo médico solicita y, aceptémoslo, nos va dando la precisión del dato para vivir tranquilos o en angustia, según sea el caso, hay mucho más en el menú que el tomarse medición de la glucosa o ir al médico o a los análisis periódicos en laboratorio. En este menú cabe ese listado de acciones, cuidados, conciencia y bien hacer que nos ayuda a “ir tirando” a falta de un metabolismo saludable.
Si lo dividimos en áreas para poder ir desmenuzándolo, aunque sepamos que al final se trata de acciones que van, como en la sopa de pollo, que aunque hagamos la lista de ingredientes, nunca tendremos una buena sopa de pollo si los ingredientes no van mezclados en la proporción y sazón adecuados.
Así pues, comenzamos, precisamente, con la alimentación. Este tema ya me ha obligado a escribir un montón de veces con diferentes enfoques y siempre, siempre, habrá algo nuevo que agregar. Por ejemplo, el concepto de dieta y para mejorarle, el de dieta de diabético. Interesante, ¿no? Pero sencillamente complicado o para aclararlo más, complicadamente sencillo. Primero que nada y pregonando nuevamente el concepto, dieta tiene hoy en día el concepto más equivocado posible puesto que se ha convertido –erróneamente- en sinónimo de privación, hambre y alimentarse de cosas que no tienen sabor o, peor aún, saben a rayos. Por extensión, dieta de diabético es lo mismo, pero peor puesto que se cree que a un diabético se le debe prohibir que coma cualquier cosa que tenga más sustancia que una hoja de lechuga y sin sal ya que sufrimos de la presión.
Nada más equivocado que esos pensamientos. Una dieta es simple y sencillamente lo que en un día come una persona, cualquier persona, sin estar limitado el concepto ni a la calidad ni la cantidad. Es decir, si soy atleta de alto rendimiento y como una dieta abundante en proteínas y carbohidratos, esa es mi dieta; si soy diabético y como una dieta balanceada con restricciones en cantidad y contenido energético de lo que entra en mi plato, esa es mi dieta. Es decir, la dieta se define a partir de lo que como en el día a día y no al revés. Por eso, a veces es un poco difícil aceptar el concepto y hay quien para quitarse de encima el peso de la palabreja, le llaman plan de alimentación. Como quiera que se llame, lo importante es que mi dieta sea sana, suficiente, atractiva y sabrosa. Si cuento con la asesoría de personas expertas en nutrición, me orientarán sobre qué es recomendable y qué no para mi dieta.
Por otro lado, se ha demostrado en evidencias arqueo antropológicas que los humanos requerimos de hacer mucho ejercicio para evitar que el llamado “gen ahorrador” nos lleve a ganar peso acumulando grasa y por sedentarismo adquirir o empeorar la condición de diabéticos. Por ello, moverse en grado de ejercicio aporta también una enorme contribución a nuestro bienestar.
El sueño es otro factor que aunque poco considerado, comienza a demostrar su importancia en los desórdenes de tipo metabólico, la diabetes como el más importante y el dormir bien o mal está siendo cada vez más observado ya que en una serie de estudios de campo se ha encontrado que la falta de sueño, el insomnio o el realizar trabajos nocturnos eleva el contenido de glucosa en sangre, además de que favorece la aparición de obesidad o su incremento si ya estaba presente cuando la condición de falta de sueño se presenta. Entonces, dormir bien se convierte en parte de la receta para un auto cuidado exitoso.
Medicamentos es el siguiente ingrediente a considerar. Ya fuimos al médico, nos dieron nuestro plan de autocontrol de la glucemia (ACG), nuestro plan de alimentación (dieta, para los que no temen pronunciar su nombre), nos recomendaron una rutina de ejercicio y nos recetaron algún medicamento o combinación a tomar en períodos específicos del día. Lo que sigue, es apegarse con mucha precisión a todo el tratamiento y seguir al pie de la letra la receta recibida.
Para el día de hoy, solo me queda un ingrediente para añadir a la receta. Aprendizaje y mucho, el más que se pueda. Entre más sepamos de nuestra enfermedad, menos trabajo nos costará cuidarnos y será más fácil apegarnos a nuestro tratamiento integral. Recordemos que el conocimiento es poder y en el caso de la diabetes, me da el poder sobre el control de la enfermedad de acuerdo con una consulta informada, donde me queda claro que es lo correcto por hacer, me permite eliminar mitos infundados y quizás lo más importante, mantenerme alejado de los charlatanes, los remedios cuestionables y los peores de todos, los productos milagro. Así pues sin dar un curso de cocina, ya tenemos nuestra “sopa de pollo” para el auto cuidado de la diabetes. Ahora lo que queda es incorporarla diario a nuestro estilo de vida.
En fin, he llegado al final de esta serie, que no del tema y como siempre, quedo abierto a comentarios, opiniones y cualquier información que ayude a arrojar buena luz sobre el tema.