Siguiendo con la idea del Autocontrol de la Glucemia (ACG), me encuentro que el criterio que se busca establecer es precisamente que los pacientes con diabetes tipo 2 (DM2) no insulinodependientes (NID) podamos contar con un parámetro confiable de reporte al equipo médico que nos esté tratando, para que se pueda establecer un valor objetivo de cómo se comporta nuestro organismo de manera cotidiana y si hay alguna fluctuación importante a lo largo del día, la semana o el mes. De igual manera podemos ir generando un reporte numérico que pueda arrojar luz sobre si existen ciclos de variación de los niveles de glucosa o cómo vamos reaccionando al tratamiento prescrito para controlar la glucosa.
A veces los DM2 nos volvemos reacios o flojos o poco disciplinados para realizar el ritual del vampírico piquete tan necesario para medirnos la glucosa en sangre. El argumento más escuchado es el de ¿y para qué lo hago tan seguido si no uso insulina? O aquel de ¿y qué caso tiene picarme si cuando tengo el azúcar alta no puedo hacer nada para bajarla rápido? Esta última recientemente escuchada en un grupo de apoyo para diabéticos. O también la muy socorrida ¿si ya me sacan la Hemoglobina Glucosilada, para que me pico doble? En fin, ingenio y argumentos sobran, lo que realmente falta es tomar al toro por los cuernos y medirse de manera constante, disciplinada y efectiva los niveles de glucosa en sangre. La segunda parte de este sacrificado esfuerzo consiste en llevar un registro sin fallar y la última fase es cargar con nuestro registro y mostrárselo a nuestro equipo de especialistas médicos para que puedan darle el mejor uso posible a nuestro favor.
El punto más importante que no hay que perder de vista es que como DM2 NID tenemos que conocer nuestros niveles cotidianos de glucemias. Conocerlos de manera externa, es decir, con apoyo de un glucómetro pues sabemos que ya no podemos manejar glucemias normales en automático y sabemos de cierto y sin espacio para adivinanzas, que hay una curva pronunciada que se eleva entre la hora y media y dos horas después de los alimentos y decae paulatinamente –y en algunos casos súbitamente-, antes de los alimentos. Sabemos también que los ayunos prolongados no nos son benéficos y que lo ideal, dependiendo de cada caso, es que no dejemos pasar más de tres a cuatro horas sin tomar algún alimento o una colación que nos ayude a evitar que la “curva” de la glucosa fluctúe de manera brusca.
Bueno, como ya vimos, si además de los cuidados con los tiempos entre alimentos, la elección de un plan de alimentación sano, equilibrado, completo, variado y que nos deje satisfechos, adicionamos el ACG, podremos estar seguros de que nuestro control será razonablemente adecuado y, casualmente, ese éxito se verá reflejado en los resultados de las glucemias medidas.
Pero ya que hablamos de medir las glucemias y regresando un poco al documento “Autocontrol de la glucemia en la diabetes de tipo 2 sin tratamiento con insulina” que analizaba en la entrada anterior, encuentro que ahí se le sugiere a la comunidad médica una serie de “tomas de muestra” con diferentes esquemas y que tienen como objetivo ir dando parámetros de información de cómo reaccionamos a los tratamientos y como nos comportamos los azucarados pacientes.
Antes de entrar en materia de los diferentes esquemas sugeridos, junto con una breve explicación de la información que los resultados aportarían a nuestro médicos, quiero hacer la distinción entre este monitoreo con glucómetro y los análisis periódicos a los que nos tenemos que someter. Primero que nada, siempre los análisis realizados en un laboratorio clínico serán de mayor exactitud que los hechos en casa con un aparato portátil, además de que para el caso de la Diabetes, se mide también la Hemoglobina Glucosilada (la famosa HbA1c) la que nos cuenta la historia del contenido de glucosa -en promedio- en un lapso de tres meses. Por otro lado, aunque menos precisa que la medida de laboratorio, la que hacemos con lanceta y glucómetro es una “instantánea” y la colección de instantáneas funciona para armar una película cuando ponemos los resultados en secuencia, entre más larga la secuencia, mejor. ¿La ventaja a pesar de su menor precisión? Mayor número de datos en el tiempo y la precisión del glucómetro es constante, por lo que las lecturas son confiables en el largo plazo.
Para dar mayor claridad al esquema de pruebas que se recomiendan, lo primero es exponer los valores de referencia que debemos alcanzar para considerarnos en control. Valores fuera de la siguiente tabla pudieran indicar un descontrol de la DM2 y requieren la interpretación de un especialista médico.
IDF (FID) AACE (AAEC) ADA (AAD)
HbA1c (%) <6.5 <=6.5 <7.0
Glucosa en ayunas (prepandrial)
[mmol/L; mg/dL] <6.0;<110 <6.0;<110 3.9-7.2; 70-130
Glucosa 2 horas después de las comidas
[mmol/L; mg/dL] <7.8; <140 <7.8; <140 <10; <180*
*La ADA (AAD) recomienda que la medición de glucosa prepandrial se efectúe 1-2 horas después de iniciar la comida.
Abreviaturas: IDF (FID) Federación Internacional de Diabetes
AACE (AAEC) Asociación Americana de Endocrinólogos Clínicos
ADA (AAD) Asociación Americana de Diabetes.
Ya teniendo los parámetros de referencia, las preguntas son ¿cada cuándo me pico los dedos?, ¿a qué hora los hago? ¿Siempre es igual? Bueno, las respuestas, a continuación:
Primero que nada, hay que ver que nuestro equipo médico conozca este documento, lo hayan estudiado y lo consideren adecuado para un correcto control. Luego, lo más seguro es que se nos pida seguir uno o varios de los esquemas siguientes:
Los llamados protocolos “focalizados o intensivos” que pretenden detectar patrones de glucosa en diferentes momentos del día y pueden ir desde 5 hasta siete tomas de muestra por día y realizarse por un período acotado de hasta tres días seguidos o bien, realizar un muestreo escalonado en los momentos pre y post padréales. Estos estudios -se le sugiere al médico-, se le solicitan al paciente cuando inicia su tratamiento de control o cuando el paciente comienza a desviar sus resultados de control contra un objetivo de máximos y mínimos proyectados.
Los otros protocolos, denominados de baja intensidad, se recomiendan para dar un seguimiento constante a los niveles cuando ya se ha establecido una educación del ACG y se tiende hacia los valores normales. Ayuda a identificar la hipoglucemia postpandreal y orienta los ajustes terapéuticos. Los esquemas de monitoreo incluyen las opciones de monitoreo tres veces al día, realizado dos veces por semana, uno a la mitad y el otro el fin de semana. Se hace en ayunas y antes y después de una comida importante –usualmente la cena-, durante algunas semanas. Este monitoreo se sugiere combinarlo con un esquema de muestreo antes y después de la comida principal y después de algunas semanas, cambiar la alimentación y el ejercicio para optimizar el resultado. Finalmente, repetir el proceso de control en otra comida principal.
Esto del control es parecido a cuando vamos manejando en carretera, aunque no podemos sentir la velocidad sino solo la sensación de que nos movemos, el velocímetro nos indica si vamos en la correcta aceleración o qué tanto nos desviamos del límite permitido; así nos funciona la rutina del ACG. No importa si me marca que estoy en rangos normales todo el tiempo, necesito tener ese dato validado y es la mejor forma de comprobar objetivamente que estoy haciendo lo correcto. Recordemos que ni las hiperglucemias ni las hipoglucemias –particularmente las primeras-, nos dan aviso a menos que ocurran en grado severo. No juguemos a la ruleta rusa con nuestra salud.
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