Es interesante de vez en cuando hacer un alto en el camino y observar el trecho avanzado y el paisaje que hemos ido dejando atrás. Esto es bueno realizarlo de vez en cuando en todas las diversas actividades en que dividimos nuestra vida diaria y, también, por qué no, en lo que llamamos la vida como un todo. La vida con diabetes también permite este tipo de ejercicio y hoy es un buen día para hacerlo. Hacerlo nos permite notar el cambio en el periodo transcurrido y hacer la evaluación de si realmente estamos progresando hacia algo mejor, si nuestras metas se han alcanzado y si nuestra situación actual corresponde con lo que en esa referencia pasada imaginamos.
El que hoy sea el último día de octubre y que en vez de estar en la fiesta del halloween me encuentre atormentando el teclado de mi laptop al tiempo que me planteo esta reflexión, me da el espacio adecuado para anticiparme a los temas del siguiente mes. Por ello doy un salto de reversa en el tiempo, rescato del “archivo con telarañas” la entrada original, la primera de cuando inauguré este espacio, el 30 de noviembre de 2006 que en realidad fueron dos entradas con la misma fecha, la primera dando la razón de lanzarme a hacer este ejercicio de escritura pública y la segunda, dedicada al mes de la diabetes y, muy particularmente, mi percepción sobre lo que ese 14 de noviembre me significó como diabético.
En aquel entonces asentaba entre indignado y sarcástico lo poco que se dijo y se hizo respecto a la diabetes y me autoimpuse la quijotesca encomienda de ser el paladín virtual de la diabetes. Que miope era yo en ese momento y aun lo sigo siendo. Poco preveía lo que unos pocos meses después sería el gran ímpetu de las redes sociales y –aquí no me equivoqué- la importancia y la fuerza de la sociedad civil para darle impulso a iniciativas que los gobiernos parecían no querer abordar con mucha claridad y firmeza.
Más rápidamente que lo que se puede asimilar, se ha ido desarrollando a través de la red de redes una comunidad virtual interesada en los temas relativos a la diabetes y al cierre de esta edición ya tengo una cantidad enorme de referencias e invitaciones tanto locales como a nivel internacional, para participar en acciones, eventos, competencias y un enorme etcétera, en este mes dedicado a la diabetes y su prevención. Además de las iniciativas que están llegando a niveles de jefes de gobierno a través de las asociaciones y federaciones de diabetes en todo el mundo.
Otro punto digno de reflexión es que ese 30 de noviembre en que lancé mis dos primeras notas, lo hacía en la casi férrea convicción de que era un ejercicio personal, que ni siquiera llamaría la atención de alguien más allá del más reducido núcleo familiar quienes “por compromiso” lo leerían y retornarían un “ah, que interesante” a lo sumo. Mi visión en ese entonces era que cada entrada que subía equivalía a esas botellas lanzadas por los náufragos desde su isla desierta, en la muy, pero muy remota esperanza que algún día llegaran a manos de algún imaginario lector que la leyera sin tirarla a la basura. La gran sorpresa fue cuando los primeros comentarios fueron llegando y me animaron a seguir adelante con este ejercicio epistolar. Hoy en día, agradezco a la comunidad dispersa en diferentes partes del mundo, mayoritariamente en el continente americano, que sigan consultando este espacio, donde espero que la información que aquí deposito le sea de utilidad a mis lectores o a alguno de sus familiares o amigos.
Hoy después de casi cinco años de presencia en la red y más de treinta y cuatro mil quinientas visitas, me siento animado a seguir adelante y continuar con este esfuerzo de ir compartiendo mis cuitas, temores, alegrías, aprendizaje y logros con quienes se asoman a esta ventana virtual.
Una de las primeras cosas que descubrí respecto a este blog, es que escribir y compartir el resultado, me ayuda enormemente a canalizar la diaria tensión que implica la vida con diabetes, que el estrés de mantenerse en control, resistir la tentación de lo sabroso pero dañino, además del diario estrés al que todo mundo estamos sujetos por el simple hecho de vivir en una sociedad urbana tan conflictiva como lo es la Ciudad de México, se van disipando conforme voy avanzando en los textos. Escribir tiene ese efecto de bálsamo a las angustias del alma.
Por eso hoy, que hice este ejercicio de reflexión desde lo escrito en ese primer texto que me animé a publicar, me siento animado para retomar este rumbo con renovado espíritu y en los próximos días en que estaremos a tambor batiente, celebrando el mes mundial de la diabetes y, particularmente, el 14 de noviembre, día mundial de la diabetes, ir aportando mas material de lectura. Para ese entonces, el 14, pienso pasarlo de vacaciones en algún destino de playa del lado del Océano Pacífico, pero también tengo el propósito de seguir escribiendo entradas en este espacio, todas, dedicadas a difundir actividades relacionadas con este mes que está comenzando. Al fin y al cabo que las distancias y fronteras se diluyen en el mundo virtual.