Los comedores emocionales (CE), frecuentemente se quedan sin capacidad para explicar por qué aquellos kilos que habían logrado bajar se cuelan nuevamente al cuerpo y se culpan por percibirse faltos de fuerza de voluntad para mantenerse en un peso. Sin embargo, en realidad lo que les falla es la capacidad de hacer conciencia sobre qué es lo que los hace comer tanto. Fallan en percibir que comen cuando están bajo la influencia de emociones intensas como la ira o estados depresivos; lo hacen conforme llegan a casa del trabajo o simplemente cuando se encuentran aburridos y, peor aún, así de repente, de la nada, se dan cuenta que están terriblemente hambrientos, casi muriéndose de hambre. Lo peor de todo, es que los CE se sienten sumamente incómodos de mostrar o hablar sobre sus emociones y sentimientos.
Por ello, lo más importante para los CE es caer en la cuenta de la forma más precisa posible, sobre las motivaciones detrás de su deseo de comer; aprender a distinguir cuando el estómago realmente demanda comida por hambre o si hay un sentimiento de enojo o angustia y se despierta el antojo de comer para sentirse mejor.
Hay varias técnicas que se han desarrollado sobre el manejo de las emociones de los CE y que en diferente grado, dependiendo de la persona y otros factores de tipo ambiental, emocional y de apoyos disponibles, pueden ser más o menos efectivos, por lo que los iré enumerando aquí. Hay quien con una o dos de estas técnicas pueden resolver una situación de CE y otras personas que requerirán quizás de todas y una asesoría personalizada. Así pues, estas serían:
Tomar una semana, digamos la próxima, analizando los sentimientos que percibimos cuando nos da hambre. La mejor manera de hacerlo es llevando un diario en el que podamos registrar cómo nos sentimos antes, durante y después de que comemos, lo que sea que hayamos comido. Parece increíble, pero poner así en blanco y negro lo que sentimos es una magnífica manera de descubrir nuestros patrones de conducta y las razones por las que comemos de más.
La segunda parte de esta técnica es que la próxima vez que nos sintamos con ganas de comer –que no con hambre de la auténtica-, nos preguntemos, precisamente si lo que sentimos es hambre real o estamos alterados de alguna manera. Es importante controlar el impulso de tomar por asalto la cocina o sacar algo de comer de la alacena o ir a la tienda a comprar “algo”, sino darnos una breve tregua de unos quince minutos cada vez que pensemos que tenemos hambre.
La segunda parte de esta técnica es que la próxima vez que nos sintamos con ganas de comer –que no con hambre de la auténtica-, nos preguntemos, precisamente si lo que sentimos es hambre real o estamos alterados de alguna manera. Es importante controlar el impulso de tomar por asalto la cocina o sacar algo de comer de la alacena o ir a la tienda a comprar “algo”, sino darnos una breve tregua de unos quince minutos cada vez que pensemos que tenemos hambre.
Cuando pensamos en esa vocecita interna que identificamos como conciencia, esa voz que no podemos engañar y que es la que al final de un atracón nos dice al oído, te lo dije pero no querías parar, esa pequeña voz que es la que nos trae a la realidad del pecado cometido, también podemos convertirla en nuestro sistema de apoyo espiritual. Sabemos que tiene la razón pero llevamos un buen tiempo ignorándola a la hora de buscar qué comer y, siempre la escuchamos cuando termina diciéndonos “puedes tratar de engañar a todos menos a mi, que soy tu”. Si tenemos presente desde ya que todos merecemos sentirnos saludables y emocionalmente satisfechos, pero que precisamente ese dolor emocional y el apetito fuera de control son señales que nos indican que parte de nuestra vida está fuera de equilibrio. Es aquí donde nuestra intuición, nuestra conciencia deben proporcionarnos una guía para poner de nuevo nuestra vida en equilibrio y alcanzar un estado mental de tranquilidad y paz con un apetito normal, habiendo aprendido a diferenciar el hambre legítima del hambre compulsiva por dolor emocional.
Muchos CE simplemente ignoran esta voz interna por no creerse con la fuerza suficiente para afrontar los cambios en la vida y los retos que ello representa; temen que si siguen su “guía interna” para hacer cambios importantes en su vida, se encontrarán obstáculos emocionales insalvables. Este es un temor racional en los CE, debido a que el dolor emocional ha sido una carga que ha sido compañera en situaciones pasadas. Es mucho más sencillo no hacer nada y postergar decisiones que puedan mejorar el estilo de vida.
Dado que los CE llevan a cuestas años de resentimiento y dolor que alteran su confianza en la intuición y la fuerza de la conciencia, el autor John Randolph Price da un método para trabajarlo:
Ir por lo menos durante una hora a una habitación donde se esté a solas sin ser interrumpidos –un letrero de “no molestar” en la puerta y desconectar el teléfono es esencial- y escribir en papel –cuantas hojas sean necesarias-, los nombres de cada persona o animal, vivos o muertos, a quienes se haya o no conocido personalmente y que haya generado un sentimiento de irritación o incluso de furia. Comenzar con el primer nombre que venga en mente y seguir así sin detenerse. Es probable que se empiecen a recordar nombres de gentes en quien no se había pensado en años; incluso si no es posible recordar los nombres sino solo rasgos o características vagas, escribir cualquier dato o frase descriptiva que haga recordarles, por ejemplo: “la sangrona que siempre le llevaba regalitos a la maestra del segundo grado”. Según el autor, mucha gente escribe listas largas e incluso hay quien escribe su propio nombre en ellas cerca del principio.
El siguiente paso es repetir ya sea en voz alta o con el pensamiento: “Te perdono completamente y te libero ahora por el amor que es lo verdadero sobre nosotros y solo retengo la parte de nuestra relación que ha sanado y esta basada en el amor. Deseo que todos los efectos de los errores del pasado se deshagan y se perdonen para siempre”.
Ir por lo menos durante una hora a una habitación donde se esté a solas sin ser interrumpidos –un letrero de “no molestar” en la puerta y desconectar el teléfono es esencial- y escribir en papel –cuantas hojas sean necesarias-, los nombres de cada persona o animal, vivos o muertos, a quienes se haya o no conocido personalmente y que haya generado un sentimiento de irritación o incluso de furia. Comenzar con el primer nombre que venga en mente y seguir así sin detenerse. Es probable que se empiecen a recordar nombres de gentes en quien no se había pensado en años; incluso si no es posible recordar los nombres sino solo rasgos o características vagas, escribir cualquier dato o frase descriptiva que haga recordarles, por ejemplo: “la sangrona que siempre le llevaba regalitos a la maestra del segundo grado”. Según el autor, mucha gente escribe listas largas e incluso hay quien escribe su propio nombre en ellas cerca del principio.
El siguiente paso es repetir ya sea en voz alta o con el pensamiento: “Te perdono completamente y te libero ahora por el amor que es lo verdadero sobre nosotros y solo retengo la parte de nuestra relación que ha sanado y esta basada en el amor. Deseo que todos los efectos de los errores del pasado se deshagan y se perdonen para siempre”.
Esta es una forma de exorcismo que permite que de manera consciente se perdone a la persona, no sus actos, que al tiempo son ilusiones de nuestro ego sin importar que tan dolorosas pudieron haber sido. Esta sesión de perdón aliviarán el espíritu y eventualmente el cuerpo más que cualquier otra cosa que pudiera hacerse.
Bueno, cada quién sus técnicas. Hay quien opina que está bien hacer el esfuerzo individual, pero también hay que considerar que no siempre es tan fácil como el poner en práctica el mas frecuente de los consejos recibidos en estas circunstancias, el proverbial “échale ganas”, que es una forma un tanto irracional de decir: “no te esfuerzas lo suficiente y es tu culpa lo que padeces”, o al menos así lo siento yo cuando alguien me lo dice, como si resolver este tipo de problemas fuera cuestión de ganas; no se trata del aforismo de “querer es poder”. Por ello hay autores que opinan que hay que recurrir a la ayuda de profesionales para poder salir con mejores herramientas donde el propio esfuerzo ha llegado a un límite sin mayor avance o mejoría en la propia situación.
Por ello hay quienes recomiendan la intervención de especialistas y dentro de dicho proceso, la recomendación es que se haga de manera integral, contemplando al cuerpo y la mente como un todo integrado y afectado –concepto de la medicina holística ahora tan de moda. Una buena forma de empezar es buscar un especialista o un grupo de apoyo, que permitan atacar en varios frentes simultáneamente los diferentes conceptos afectados, tanto emocionales como de salud física.
Hay también medicamentos que pueden servir de apoyo inmediato a controlar los estados de ansiedad y angustia y el uso de antidepresivos y ansiolíticos puede ser adecuado, siempre y cuando lo recete y vigile cuidadosamente un especialista.
La clave finalmente, es encontrar qué nos funciona y usarlo para salir del problema. Por ello no perdamos de vista que si reconocemos en nosotros la CE, sepamos que no estamos solos ni somos bichos raros; mucha gente, en su mayoría mujeres, en un momento dado ha enfrentado algunas de estas preocupaciones; lo importante es darse cuenta que muchos de esos patrones adversos son fijados durante la infancia y aunque son muy difíciles de romper, una vez que estamos concientes del origen del problema, podremos dar pasos firmes en la dirección adecuada y resolver un problema que nos lastima en dos dimensiones: la emocional y la salud.
La serie de los CE me pareció bastante interesante, porke d una u otra manera todos hemos llegado a ser víctimas (en mayor o menor grado) de este desorden. Los tips para enfrentarlos me parecen muy buenos y aunke un poco extraños, son aplicables.
ResponderBorrarPor cierto, también hay ke tomar en cuenta ke muchas veces los atracones no son simplemente para sustituir cariño, buscar un bienestar o por falta de autocontrol, en algunos casos, también son salidas emocionales a agresiones o cosas ke nos están lastimando y una manera de lidiar con ellas es atracarte (sabiendo ke NO tienes hambre ni antojo) hasta ke t duela el estómago, simplemente para hacerte daño concientemente, porke es mucho más fácil lidiar con ese dolor provocado ke con el desekilibrio de tu vida diaria.
jujû:
ResponderBorrarDe lo que me comentas es precisamente el sentimiento de dolor e ira lo que disparan la compulsión por la comida y precísamente por no poder manejar las emociones que la comida se vuelve el objeto de atención. En lo que investigué no encontré la referencia de buscar lastimarte con el atracón, mas me suena lógico y explica mucho del fenómeno. Gracias por tu aportación que redondea lo que publiqué.
Besos.
gracias zoo! un placer como siempre aprender juntos! ^_^
ResponderBorrarZoo, pero si a veces no queremos recordar lo que comimos durante el dia, hacer una lista con calma me llevaria mucho tiempo, ademas creo que no soy rencorosa solo trato de olvidar cuando creo que alguien no me quiere o cosas asi, deberiamos comer con los ojos cerrados asi ojos que no ven corazon que no siente y no habria problema, no te creas no soy tan desordenada pero me encanta comer, no puedo negarlo aunque sufra despues de remordimiento lo que necesito es hacer mucho ejercicio. Sobre todo a cuidarse para estar saludables
ResponderBorrarcuidate Zoo, como siempre muchas gracias.
ceci:
ResponderBorrarEl comer, finalmente es una necesidad. Lo importante es retirarle a la comida las emociones y comer solo lo necesario (me refiero en cantidad), sin quitar lo que más te guste. Hacer ejercicio es no solo bueno sino que indispensable, pero lamentablemente no sirve de mucho si comemos más de lo que, incluso con mucho ejercicio, nuestro organismo requiere.
Cuídate mucho y espero que tu esposo vaya mucho mejor.
Hola, ya no has escrito?. Me llamo la atención esta serie, ya que actualmente estoy en un grupo de ayuda en hambre emocional y me gustaría profundizar en los temas acertados que mencionas...
ResponderBorrarAraceli
Hola, ya no escribes?
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