lunes, 16 de abril de 2007

Un asunto realmente complicado.

Reflexionando acerca de las complicaciones de la diabetes, particularmente entre quienes hemos sido diagnosticados con la popular DM2 o Diabetes Mellitus tipo2, conocida también como Diabetes Mellitus No Insulinodependiente y un poco cumpliendo casi de inmediato con la amenaza de escribir en este espacio sobre las consecuencias muy evitables de las complicaciones, en particular, de la DM2 y mis extrañas -mas no creo que desatinadas-, teorías sobre el origen y mejor prevención de la DM2.

Como primer postulado voy a compartir una noticia aparecida el pasado diez y se refiere al gravísimo problema de carácter económico que representa ya la DM2 en el sistema de salud del país más rico del mundo, como consecuencia del costo del tratamiento de la DM2, asi como del manejo de las principales complicaciones crónicas derivadas de un pobre o nulo control de la enfermedad.

La noticia la publica Reuters y la traducción del título sería algo así como “Las complicaciones de la diabetes inflaman los costos de salud en los EEUU”. Veamos que es lo que dicen al respecto. Básicamente la noticia plantea que los cuidados relacionados por tratar problemas de corazón, ojos, riñones y otros problemas serios de salud asociados con la DM2, están costando un desembolso adicional de 22,900’000,000 de dólares. Si, la lectura es correcta, veintidós mil novecientos millones de dólares. El artículo agrega que los costos anuales relacionados con la salud para el caso de la DM2, triplican el de las personas que no la padecen. Ello apareció –según el artículo-, en un nuevo reporte intitulado “Estado de las Complicaciones de la Diabetes en América

Citan más adelante a uno de los colaboradores del reporte, el economista Willard Manning, de la Universidad de Chicago, quien dijo: “Es una muy significativa llamada a despertar o debería serlo

El reporte menciona que “la obesidad y falta de ejercicio están ligadas a la DM2, la que puede causar ceguera, infartos súbitos, embolia, falla renal, y problemas en pies que pueden requerir amputaciones". Indica igualmente, la declaración del Dr. Daniel Einhorn, miembro directivo de la Sociedad Americana de Endocrinólogos Clínicos, patrocinadora del reporte: “Hoy en día tenemos herramientas (para evitar las complicaciones). Que la gente siga aun presentando complicaciones significa que las herramientas no están siendo utilizadas de una forma lo suficientemente efectivas, puesto que la DM2 continua siendo la principal causa de ceguera y dos terceras partes de los diabéticos tienen infartos o embolias y la tasa de mortandad es de dos a cuatro veces mayor en adultos con diabetes que sin ella

Más adelante, haciendo un análisis de los costos derivados de la diabetes y sus complicaciones, el artículo presenta los datos siguientes: “Las complicaciones de la diabetes tienen un costo anual de US$10,000 dólares per cápita, de los cuales US$1,600 provienen de los bolsillos del propio paciente por costos no cubiertos por las aseguradoras. Estas cifras representan un buen mordisco a las finanzas para muchos diabéticos para quienes significa cerca del 40% de sus ingresos.

A nivel país tratar la DM2 simplemente, cuesta cerca de los 37 mil millones de dólares. Pero cuando no se tiene control adecuado, las complicaciones de la enfermedad elevan la cuenta total de salud a 57 mil millones de dólares, una suma sustancial por si misma.

Cuando tomamos en cuenta que muchas de las complicaciones producen además reducciones en la capacidad laboral o incluso bajas laborales, hay un incremento sustancial en los costos
”; el reporte llegó a las conclusiones anteriores tras dos estudios combinados realizados entre 1999 y el 2004. Dicho reporte estima que uno de cada tres gentes con DM2 tiene alguna complicación, una en diez, tiene dos o más, una en quince, tres y una en trece cuatro o más. Finalmente, el reporte concluye: “Si analizas la lista de complicaciones, la mayoría de ellas se desarrollan debido a una diabetes deficientemente manejada, ya sea por que el paciente no reconoce que tiene DM2 y que está desarrollando complicaciones o no se han adherido a las indicaciones de sus médicos

Hasta aquí el artículo de Reuters, pero lo que nos queda de fondo es la conclusión en cuanto a la posibilidad de, con un correcto control, evitar o disminuir las complicaciones de la DM2 y los costos, catastróficos asociados a ellas. En varias ocasiones he escrito sobre las complicaciones de la diabetes, su daño al organismo y la forma en que éstas se presentan. Lo importante por el momento es mantener presente que las complicaciones son el resultado de un proceso de deterioro del organismo del diabético, producido primordialmente por un descontrol de los niveles de glucosa en sangre y del metabolismo de las grasas –las lipoproteínas del colesterol, la HDL-colesterol y la LDL-colesterol, así como los triglicéridos-, descontrol que como daño primario provoca taponamiento y pérdida de elasticidad de los vasos sanguíneos. De esta forma, el culpable del daño de largo plazo es el descontrol.

Descontrol que significa, simple y llanamente, falta de control.

Por hoy dedico esta entrada a quienes tenemos DM2, no solo por que se trata del 90% del problema global en cuanto al numero de diabéticos, de acuerdo con las estadísticas, sino por las causas que originan el enfermar de DM2 y lo que implica ser diabéticos tipo 2 y no tomar el control. No es mi intención ser cruel ni crudo, pero como responsable de mi control, entiendo, como es capaz de entenderlo cualquier diabético tipo 2, la importancia que reviste una decisión errónea o acertada en cuanto a la calidad de vida en el corto y el largo plazo.
Sabemos todas las personas que hemos sido diagnosticados con DM2 que debemos seguir un estilo nuevo de vida, que implica una forma nueva de alimentarnos, que requiere un ejercicio continuo y que exige un diario cuidado que implica mantener la disciplina de visitar regularmente al médico, tomar los medicamentos prescritos así como hacernos un monitoreo periódico de los niveles de glucosa en sangre. Sí, lo se de primera mano pues es una monserga hacerlo de esa manera, pero una vez que hemos sido diagnosticados con DM2, es por que ya nuestro organismo está permanentemente dañado y, mientras no haya una cura, nuestro cuerpo ya no funciona por si mismo y requiere medicamentos hipoglucemiantes o insulina o ambos.
Que ya nuestro cuerpo no puede solo y tenemos que ayudarlo con medicamento, comiendo solamente alimentos adecuados y moviéndolo en grado de ejercicio. Es el fin del paraíso, de las comidas alegres sin restricciones y largos períodos frente al televisor, rodeados de papas, pizzas, hamburguesas, palomitas, papas con ketchup y mucho, pero mucho refresco o malteadas de sabores. Eso como estilo de vida quedó atrás, dimos el fatal paso al frente y cruzamos la línea sin retorno. Ahora tenemos solamente dos opciones: Nos “ponemos las pilas” y asumimos el control de la enfermedad, haciendo aquello que sabemos “debemos” hacer o, hacemos caso omiso al mas elemental sano juicio y dejamos a “la deriva” a nuestro cuerpo, sabiendo que más temprano que tarde seremos victimas de las complicaciones crónicas de la diabetes.
Quienes vivimos con DM2, somos mayoritariamente personas adultas que de una forma u otra pudimos gozar de muchos años de salud y comimos sin tener que preocuparnos por la cantidad ni la calidad nutritiva de aquello que nos comimos en su momento. Recuerdo en mis veintes que hacía maratones de comedores de tacos parados, atracones de postres –de chocolate, mis favoritos-, y mi lema era: soy como el dólar, el peso me tiene sin cuidado. Mientras joven, nunca me preocupé ni tomé en cuenta mi salud y a pesar de ser hijo de un padre diabético –DM2, por cierto-, jamás consideré la importancia de una moderación en mi forma de comer y beber ni me preocupé por hacer ejercicio adecuado ni suficiente. Si bien nunca fui lo que se podría definirse un comedor emocional o proclive a los atracones, si comía más, mucho más de mi demanda energética diaria. Consecuencia: Hiperglucemia que pasó desapercibida durante, no se cuantos años, dislipidemia (alto colesterol del malo, bajo colesterol del bueno y triglicéridos por las nubes), sobrepeso y probablemente -aunque nunca lo comprobé-, hipertensión. Sin saberlo ya tenía el llamado Síndrome Metabólico y por supuesto, prediabetes en etapa insulinoresistente.
Finalmente, la consecuencia médicamente predecible: DM2 y una nueva vida. Una vida de moderación, obligándome a moverme diario y aprendiendo a comer –mejor dicho sería decir a alimentarme-, de una manera correcta, equilibrada, sana y suficiente, con la permanente lucha de tratar de lograr mi meta de glucemia sin usar hipoglucemiantes. Meta que logro por periodos de enorme esfuerzo y otros, que sin soltar el esfuerzo, el organismo me demanda el hipoglucemiante a pesar de mi frustración por “fallar” a mi objetivo. Actualmente estoy “a prueba” por mi médico, sin medicamentos y controlando mis niveles de glucosa solamente con ejercicio y el plan de alimentación asignado. La buena noticia es que voy cumpliendo hasta hoy.

Sin embargo, entiendo a quien me diga que no es fácil; que la renuncia a las cosas buenas de la vida no es sencilla ni “aceptable”; lo entiendo y no tengo argumentos para “convencer” a nadie de lo positivo del control y los valores normales de glucosa y lípidos, pues a mi me cuesta mucho trabajo convencerme que lo que hago es lo correcto, que realmente vale la pena y que es en mi beneficio.

Ciertamente no soy un superhéroe ni estoy hecho de materia extraterrestre y extraño los chocolates, las malteadas y las papas a la francesa. Me duele a grado de sentirme desgarrado, el tener que decirle NO a aquello que durante muchos años fue mi delicia y ahora quedó fuera de la lista de los alimentos que puedo comer. Entonces ¿cómo rehago para no flaquear y no rendirme, no abandonar, no hacerme trampa, no engañarme y dejarme seducir por los ricos postres o las comidas abundantes bien acompañadas de vino tinto, blanco, licores, botanitas y otras delicias culinarias?. La verdad no lo sé, aunque sí lo sé.

Por favor permítanme aclarar esta incongruencia. No es mía solamente la fuerza que me lleva a cuidarme todos los días y a tratar –no siempre con éxito-, de mantenerme en control y mantener al espectro de las complicaciones crónicas un tanto alejado de mi horizonte de vida. Es el haber descubierto que no estoy solo. Hay tres mujeres en mi vida que son la razón de cuidarme cuando mi propia razón pierde fuerza y flaquea ante las tentaciones; ellas me dan más que suficiente fuerza; cuando pienso en lo que les implicaría mi descuido y las consecuencias de las complicaciones crónicas, replanteo mis prioridades y aparece una nueva voluntad. Mis amores y apoyo son mi esposa y mis dos hijas –mis enanas como cariñosamente las llamo-, además de ser el objeto de mis reflexiones con respecto al por que me quiero cuidar y mantener –el mayor tiempo posible-, sin complicarme demasiado. La razón es simple, se los debo. Se los debo por que la DM2 es una condición provocada –de acuerdo a lo que marcan las investigaciones más avanzadas-, por un estilo de vida de sobrealimentación y holganza, además de la necesaria predisposición genética para adquirirla.

Sabiendo lo anterior y además que si cambio el estilo de vida que en primer lugar me dio el pase a la liga de los DM2, tengo mucho mayores posibilidades –aunque no la seguridad al cien por ciento-, de evitar las complicaciones crónicas e incluso llegar a morir en una edad avanzada por otras causas que no las complicaciones de la DM2, la conclusión es inevitable inferencia lógica: Si a pesar de saber lo que acabo de declarar no me cuido y me complico, deteriorándome de forma progresiva e inexorable con una o mas complicaciones, seré ya no un esposo o padre, sino una penosa carga económica y emocional a mi familia, para aquellos que más me quieren y a quiénes, después de mí como primer afectado por el daño físico, serían sobre quienes gravitaría todo el peso de mi enfermedad. Aquí es donde surgen varias preguntas que me han quitado el sueño más de una vez y todas comienzan con el planteamiento: “Si sé que está en mí el poder evitarlo” ¿Es justo que comprometa el patrimonio familiar por los gastos catastróficos que causan las complicaciones de la DM2? ¿Tengo el derecho de pedirles a mis hijas o a otro familiar que me done un riñón? ¿Debo condenar o atar a alguien de mis seres queridos a que me cuide cuando pierda mi autonomía por invalidez o ceguera? ¿Si quedo incapacitado de trabajar deben mantenerme? En todos los casos, cada vez que me planteo estas y otras preguntas, la respuesta es NO, aunque sé que ellas me apoyarían hasta el mayor de los sacrificios, pues de ello no tengo la menor duda, el planteamiento es a mi derecho –éticamente analizado-, no solo de pedirlo, sino incluso aceptarlo y por supuesto, se que no tengo ese derecho.

De ahí, del bienestar que me inspiran aquellas personas que incondicionalmente me dan su amor, es de donde sale la fuerza de voluntad que me sostiene cuando mi propia fuerza se agota o se muestra insuficiente. No soy tan fuerte y se que si no fuera por mi compañera en esta aventura llamada vida y mis enanas, probablemente este espacio no existiría, yo no estuviera tan bien controlado y probablemente estuviera viviendo con una o más de las graves complicaciones de la DM2.

5 comentarios:

  1. La familia es la familia es lo primero. Vale la pena cuidarte por ella (ellas) porque tienes muchas mujeres en tu familia. Sabes Zoo, mi esposo siempre fue muy sano para comer el no tenia mucho acceso a dulces, chocolates, sabritas y mas chatarras ademas no tomaba mucho refresco la refresquera soy yo, él bebe mucha agua natural fruta, verduras hasta eso no es carnivoro nunca ha fumado ni tomado y aun asi la diabetes para el casi inevitable su mama, su hermano el mayor que ya murio, sus dos hermanos mayores vivos, sus dos hermanos menores tienen diabetes, y creemos que el factor fue que haya en su rancho mi suegra criaba a sus animales y los mataban en casa hablando de puercos y comian carnitas recien hechas muy sabrosas con cierta regularidad. Que ironia ahora los puerquitos son los conejillos para encontrar una cura. Pensamos que de alguna manera el exceso de carne de puerco fue un factor determinante en su padecimiento que parece genetico mas que nada. Pero hay la llevamos. Cuidate y no dejes de escribir hace poco deje de escribir proque estuve enferma de las amigdalas y mi compu se viruleo y como no soy experta en esta materia no supe que hacer y llame al tecnico y tardo mas de una semana en regresarla y conectarla. Cuidate y saludos a tu familia. Hasta pronto.

    ResponderBorrar
  2. Mira lo que nos faltaba. Yo no sabia de esta "nueva diabetes" existia. Diabetes insípida: Esta afección provoca que los riñones sean incapaces de conservar agua para filtrar la sangre. La cantidad de agua almacenada es controlada por la hormona antidiurética HAD, también conocida como vasopresina, la cual es producida en una región del cerebro llamada hipotálamo. La hormona HAD se almacena y se libera desde la hipófisis.
    ¿Qué provoca el desarrollo de esta enfermedad?

    La diabetes insípida se origina por dos causas, una porque el hipotálamo no produce suficiente hormona HAD provocando que el sistema no funcione apropiadamente. Otra porque los riñones no funcionan de manera correcta en conjunto con esta hormona.

    Las personas que se encuentran en mayor riesgo de padecer esta enfermedad son aquellas que han sufrido golpes en la cabeza o que se han sometido a alguna cirugía en el cerebro. Cabe destacar que la mayoría de los pacientes con diabetes insípida tienen un tumor en la cabeza, producto heredado por familiares que han desarrollado este trastorno. Otra causa es por el consumo de algunos medicamentos, como el litio, sin embargo, en el 25% de los casos no logran detectar el factor preciso por el que se desarrolla la enfermedad.

    ¿Es fácil detectar la diabetes insípida?

    Para afirmar que una persona tiene diabetes insípida es necesario que acuda a un especialista, quien revisará una muestra de orina con la finalidad de observar si ésta se encuentra diluida. Después tomará una muestra de sangre cada hora para corroborar si está concentrada, fuerte y diluida.

    Si los análisis muestran diabetes insípida, es probable que el especialista tome fotografías del cerebro por medio de una tomografía computarizada para cerciorarse si hay un tumor hospedado en la cabeza.

    Toda enfermedad debe de llevar un tratamiento

    La hidratación es un elemento importante ya que esta enfermedad demanda el consumo de líquido, por ello es relevante que el paciente con diabetes insípida siempre tenga a la mano alguna bebida. El objetivo de esto es tener una hidratación constante.

    La enfermedad se puede tratar con un medicamento parecido a la hormona HAD administrada en aerosol o en tabletas. En todo caso se debe consultar al médico para determinar un diagnóstico y un tratamiento precisos.

    Referencia literaria: “MedlinePlus” www.nlm.nih.gov/ www.familydoctor.org

    ResponderBorrar
  3. ceci:

    Dos cosas:

    Primero que nada, la diabetes es un problema de origen no claramente determinado que tiene por seguro un fuerte componente genético y otro de estilo de vida. Si conjuntas ambos -como en mi caso-, lo adelantas en tiempo. En el caso de tu esposo, habría que buscár el factor desencadenante. Ahora lo importante es que se cuide y, si funciona el transplante de células beta, que salga adelante y disfrute su recuperada salud con su familia. Se lo merecen.

    De la diabetes insipida, gracias por la información y la inquietud sobre su origen y consecuencias. Aunque de llaman casi igual, no es lo mismo la mellitus que la insípida y sus causas y su impacto son sobre sistemas diferentes. La coincidencia viene por que en griego la palabra "diabetai" quiere decir orinar con fuerza o sifón, característica que compartimos los que padecemos diabetes mellitus con quienes padecen diabetes insípida, pero hasta ahí las coincidencias.

    ResponderBorrar
  4. l!l!th:

    Lo sé y por eso lo escribo y lo presumo ;P

    ResponderBorrar