Hoy se me ocurre hablar de los dulces y la diabetes. Lo más sorprendente de los azúcares –de los que hay más de un tipo-, es que dependiendo del tipo de azúcar que se trate, al momento de ingresar al organismo éstos se asimilan de forma diferente y por esa misma razón sus efectos pueden ser más o menos benéficos o dañinos.
Los hay monosacáridos, disacáridos y polisacáridos, dependiendo del número de cadenas de glúcidos (nombre químico de los azúcares), que los constituyan. Así por ejemplo, la fructosa y la lactosa, presentes ambos de manera natural en frutas y la leche, respectivamente, son monosacáridos, mientras que el azúcar de mesa –producto del proceso de la caña de azúcar-, es un disacárido formado por una molécula de fructosa y una de glucosa; de igual manera y, curiosamente formando un glúcido disacárido que no da gusto a dulce al paladar humano, está la sustancia formada por dos moléculas de glucosa y que se le conoce como almidón –sí, el mismísimo que usaban las abuelas para darle esa consistencia durita a las camisas y los pañuelos-, el cual es el principal constituyente de la mayoría de los tubérculos, como la papa, el camote y, en menor medida, en las zanahorias.
El azúcar más fácil de metabolizar por el organismo, es la glucosa. La glucosa es prácticamente la única fuente de energía que nuestro cuerpo utiliza. Otros tipos de azúcares tienen que ser previamente transformados a glucosa por la química corporal –que se realiza básicamente en el hígado-, antes de poder ser asimilados.
Como todos los diabéticos sabemos, nuestro principal problema es, precisamente, el poder asimilar correctamente la glucosa por la nula o escasa disponibilidad de insulina útil. Casi todos los alimentos que comemos contienen algún químico precursor de la glucosa o directamente glucosa, la cual aprovecha la acción de la insulina para penetrar la membrana celular y nutrirnos y proporcionarnos energía. Sin embargo como ya tenemos afectado el mecanismo insulina-glucosa, cualquier exceso de glucosa en sangre derivado de una sobrecarga alimenticia, nos produce daños profundos al organismo, dañando lenta pero inexorablemente sistemas completos.
Por ello ahora los expertos hablan del llamado índice glucémico que indica la velocidad en que los azúcares, glucosa incluida ingresan al organismo y la velocidad en que se absorben o el tiempo que permanecen en la sangre, constituyéndose una amenaza a la salud. Por ello la entrada de hoy está dedicada a un azúcar que ha sido señalada por los expertos como altamente dañina a la gente en lo general, pero especialmente nociva para los diabéticos ya que se le correlaciona directamente con la obesidad y la enfermedad coronaria -típica de los diabéticos.
Dicho producto es el jarabe de alta fructosa del maíz, conocido más brevemente como “alta fructosa”. Lo increíble de este producto es que lo encontramos en gran cantidad de alimentos procesados que utilizamos, a veces de manera inocente e inadvertida, por no leer con cuidado las etiquetas se dichos productos o, simplemente, por que no sabemos que nos puede hacer daño –y mucho. Pero, ¿por que usarla si hace tanto daño?. Parece que antes de saber el daño que hace, a alguien se le ocurrió que podrá usarse como edulcorante sustituto del azúcar (la famosa sacarosa), por ser barato y dulce. Se obtiene de la hidrolización del almidón del maíz y contiene, en términos generales, un 14% de fructosa, un 43% de dextrosa, un 31% de disacáridos y un 12% de otros productos.
A la pregunta de ¿y en donde encuentro la alta fructosa?, la respuesta está como para espantarse pues la encontramos en refrescos –sí a esos que los sanadores les perdonaron el impuesto-, jugos envasados, dulces (caramelos), productos horneados, galletas dulces, jarabes, sopas, yogourts, salsa cátsup (ketchup), cereales endulzados y salsas para pastas.
¿El problema principal con la alta fructosa?, solamente que actúa en el organismo elevando los triglicéridos hasta un 32%, incrementando la obesidad y exponiéndonos a la famosa y terrible Cardiomiopatía diabética, causa número uno de muertes entre diabéticos. Por ello la recomendación es no consumir productos que contengan alta fructosa y, simplemente por ello, habrá una inmediata ganancia a la salud con un menor paso y corazones más sanos o menos en riesgo.
Monosacáridos???? Disacáridos???? Que no ves que esas son palabras prohibidas y que por culpa de ellas uno se mete en broncas en la primaria??? Jiji, que dulce post feliz año!!!
ResponderBorrarAyer acompañe a mi esposo a su consulta con el nutriologo solo le dio para esta semana verduras verdes eso si un dia de carne en salsa roja o verde para que pueda comer tamales y atole en año nuevo. Que pases feliz año nuevo.
ResponderBorrar"No debe comer dulces" tampoco refrescos que no sean de dieta por cierto la cantidad diaria es un refresco light o diet como la vez?
Lilith:
ResponderBorrarOh, que pena, pero esa ha sido siempre la cruz que los genios tienen que cargar. ¿Qué sería de una brillante infancia de "niña prodigio" sin un poco de incoprensión desde la elevada justicia de la Santa Inquisición?, ten un dulce 2007
Ceci:
ResponderBorrarEspero que a pesar del sacrificio pre fin de año, tu esposo y tu pasen una celebración sana y disfruten al máximo de la celebración,comiendo un poco de todo, procurando evitar el exceso.
De los refrescos de dieta, lo ideal sería ninguno, pero uno al día no le hará daño.