viernes, 8 de diciembre de 2006
La comida Mexicana ¿Es tan mala?
Reflexionando sobre el comentario de Ceci acerca del daño que –ahora dicen-, hace la comida mexicana, se me ocurre hacer algunas consideraciones al respecto.
Primero, considerar qué es y para qué es la comida. La comida es la fuente de energía que usa nuestro organismo para realizar TODAS sus funciones. Esto es, el funcionamiento diario, además de la fabricación de material de construcción de células y la reposición de toda la materia orgánica que el cuerpo necesita para funcionar.
Así es, el único aporte de materias primas y de energéticos que nuestro cuerpo recibe, proviene de la comida. La forma en que la aprovechamos, básicamente, es cuando nuestro sistema digestivo convierte casi todo lo que comemos en un azúcar simple, fácil de oxidar (o sea hacerla reaccionar con oxígeno para extraerle su energía, transformándola en bióxido de carbono y agua, lo que convierte a los seres vivos en las máquinas de combustión más eficientes y menos contaminantes del mundo). Dicho combustible mágico se llama glucosa y nuestro cuerpo es capaz de obtenerlo de las frutas, verduras, grasas y las proteínas. El resto de los nutrientes son las vitaminas y los minerales que se van agregando al paquete. Las grasas y las proteínas que no se transforman en glucosa se convierten en tejido muscular o, en células adiposas como depósitos de energía –algo así como las baterías del conejito-, proveniente de la grasa.
Cuando nuestra cantidad de alimento es igual a nuestro consumo de energía, existe la condición de equilibrio; nada se pierde, nada se gana, especialmente en cuanto a peso se refiere, no importa la cantidad que comamos, siempre y cuando hagamos el respectivo consumo de ésta.
Esta profunda –y sesuda reflexión-, nos lleva de regreso a la comida mexicana. Si analizamos detenidamente este tipo de comida, digamos un pozole, encontramos que tiene prácticamente todos los grupos alimenticios. Tiene carne de puerco (baja en grasas saturadas y colesterol), granos de maíz pozolero –obviamente-, que aporta energía en forma de almidón (como dato curioso, cada molécula de almidón está formada por dos moléculas de glucosa), verdura en los rábanos, la cebolla y la lechuga –y las vitaminas y la fibra que ésta aporta-, y los sazones adicionales como el orégano, el chile piquín y el jugo de limón. La grasa viene incluida con las tostadas. Excepto el azúcar de la fruta (fructuosa), todos los demás nutrientes requeridos en una comida completa, están presentes. Eso se resuelve con un buen plato de fruta que puede ser fresca (¿qué tal una buena rebanada de sandía? o unas frutas glaseadas como por ejemplo unos higos?, pero por supuesto en una mucho menor cantidad).
Con ese mismo criterio podremos analizar otras delicias de la cocina mexicana y revisar, entre muchos otros, las carnitas, la barbacoa, los sopes, los tlacoyos, tacos, tortas, tostadas, tamales y …, en fin, toda la llamada vitamina T. La sorpresa, seguramente, sería que después de todo la comida mexicana no es tan mala como en la actualidad se le quiere hacer parecer.
Bueno, si ya exoneramos a la comida mexicana, ¿por qué los mexicanos somos chaparritos, gorditos y grasositos? Bueno, parece ser que un factor sería la comida que es un poco cargada hacia las grasas , pero la otra dimensión del problema no es la comida sino nuestro estilo de vida. Un estilo de vida que en el lapso de unas pocas generaciones, abandonó el espíritu nómada y el cotidiano esfuerzo físico para instalarse cómodamente en el sedentarismo y la ociosidad. Cambiamos el sudor de la frente por el engrane lubricado con aceite multigrado. ¿El resultado? Se perdió el equilibrio pues seguimos comiendo como antes o incluso más, pero casi sin movernos. La explicación científica a esta cuestión descansa en el concepto que la energía de más que le aportamos a nuestros cuerpos, al no ser requerida, se almacena –el organismo no está diseñado para eliminarla en forma de calor u otra forma y su única opción es acumularla-.
La única y por cierto muy eficiente forma de hacerlo es transformar toda esa energía sobrante en materia que pueda ser fácilmente reconvertida en energía el día que se necesite y esa forma es: … ¡Adivinaste!, grasa acumulada en las células grasas (adipocitos), y que nos dan las famosas figuras de pera o manzana a las mujeres y hombres, respectívamente.
Conclusión: La comida mexicana –y casi ningún tipo de comida-, es intrínsecamente mala, lo malo está en la cantidad que comemos y la cantidad de energía que consumimos. El equilibrio, de nuevo, es la clave.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Muy bien dicho!!! Y hay que recordar que la fruta hay que comerla y no hay que parecerse a ella!!!! Además, la comida mexicana (al igual que muchas otras) busca su propio equilibrio, aunque es conciderada muy grasosa, las salsas picantes de chile junto con la famosa "bautizada" con limón, descomponen las grasas y evitan que se acumulen en las arterias. Así que festejemos con unos buenos tacos d barbacoa!!!!!!!
ResponderBorrarQue rico sandia, me encanta. Pues a comer con moderaciòn y a practicar "bien mucho" ejercicio.
ResponderBorrarEstas fiestas son bonitas pero hay que cuidarse no excederse. Pues entonces ¡ Feliz Navidad !.
oye difiero en el punto en que afirmas que la carne de puerco es baja en grasas saturadas y colesterol o algo asi, creo que no, es todo lo contrario, o aclara en comparacion con que otra carne.
ResponderBorrarLo que es sin duda cierto es que nuestra grastronomia es muy variada y
deliciosa, pero todo en la proporcion debida, carbohidratos, proteinas y grasa.
la comida es deliciosa YUM YUM !!
ResponderBorrarSoy mexicana, nací y crecí con esta comida y debo decir que .. ahora que soy adulta y soy consciente de lo que ingiero... prefiero evitar comer cualquier tipo de comida mexicana.. (la dejo solamente para ocasiones especiales).
ResponderBorrarPienso que los mexicanos pensamos muy poco en los valores nutricionales de lo que ingerimos y nos concentramos únicamente en el sabor.
No comemos algo porque sea bueno para nuestra salud (como si pasa en otras culturas como la japonesa); comemos porque es rico...y con base en la misma ideología están hechas la mayor parte de las recetas mexicanas (Pozole, enchiladas, chilquiles, chiles rellenos y en nogada, etc...)
Resultado: mucho sabor (así como conglomerado), muchas calorias y muchos mexicanos gorditos.
Mexicana anónima:
ResponderBorrarComo lo expuse en esta entrada, el problema de la comida no es su nacionalidad, sino la cantidad -y calidad, por supuesto-, de aquello que comemos. Hoy día hay obsesión por comer "sano" y tal actitud puede llegar al extremo de calificar como "malo o indeseable" todo tipo de alimentación que no cumpla con un, a veces muy equivocado, concepto de lo que es o no "ortodoxo" en la alimentación.
Prometo escribir una entrada dedicada al tema.
Muchas gracias por tu valiosísimo comentario.