Continuando con el tema de la diabetes y la familia de quien la padece, caemos en la cuenta de que, como seres humanos, somos más complejos que simples y que uno de los sitios donde debemos desarrollar al máximo nuestras habilidades de convivencia, apoyo y comprensión es precisamente, en el núcleo familiar. Aunque no nos sea evidente a primera y, a veces a segunda o tercera vista, cuando a un miembro de la familia le sucede algún evento de consecuencias catastróficas, como es el caso de la diabetes, nadie queda inmune ni a salvo del problema, todos los miembros de la familia, de una u otra forma, ven alterados sus esquemas de vida y lo mejor que se puede hacer en estos casos, es tratar de ponerse de acuerdo y tratar de resolver el problema –ahora problema común-, en conjunto y evitar conductas de evasión o control estricto que lejos de contribuir a una solución, ahondarán el conflicto.
En fin, se trata de un proceso compartido, en el que tanto quien padece la diabetes, como sus familiares, deben ir aprendiendo a manejar de manera conjunta la nueva condición de vida para todos. La respuesta de dolor – rechazo – adaptación, se debe enfrentar en el corto plazo, pero también estará presente en el largo plazo e igualmente, se tendrá que resolver para el largo plazo. Es muy importante llegar a entender que todos en la familia pueden tomar sus momentos para sentirse tristes, especialmente cuando el diagnostico es muy reciente, “solo han pasado unas semanas o pocos meses”. Hay que aprender a tratar al diabético como “persona normal que tiene diabetes” en vez de un como “un bicho raro que no sabemos cómo manejar” y aflojar la aprensión un poco, de vez en cuando.
En muchos casos, en función de la edad y las lesiones resultantes de periodos largos de persistencia de la diabetes, el paciente diabético puede llegar a depender de terceras personas para algunas tareas cotidianas, tales como la revisión de pies, toma de muestra capilar, aplicación de insulina, hemodiálisis peritoneal, curación de úlceras varicosas y otras muchas. En estas etapas la comprensión y apoyo ayudarán al paciente diabético a transitarlas con menor pena.
Dentro del compromiso de apoyo que la familia y amigos deben darle a un enfermo crónico, en este caso, de diabetes, se me ocurre sugerir ciertas conductas que pueden observarse de manera general, con algunas variaciones leves, dependiendo del diabético y la relación que con él se haya establecido.
1.-Aceptar el hecho de que no hay respuestas rápidas, fáciles o curas milagrosas a una enfermedad crónica. En este caso, la diabetes mellitus. Ni los médicos ni el equipo especialista o la familia, pueden realizar “un milagro”. Si nuestro ser querido, familiar, amigo, quiere salir adelante, debe asumir los cambios requeridos en sus actitudes y conducta.
2.-Los familiares, seres queridos y amigos deberán proporcionar al paciente diabético ánimo y apoyo, pero cuidándose de no sacrificarse por la persona amada, ya que no se lograría nada excepto agotamiento emocional y resentimiento. Deben procurar abrir espacios para actividades agradables e incluso divertidas, enviando un mensaje positivo a la persona con la enfermedad. Esto ayuda a aliviar la tensión acumulada.
3.-Hay que desechar el concepto de “echar la culpa”. No tiene sentido ni utilidad alguna, culparse uno o a los demás. No es culpa de nadie y la diabetes puede ocurrirle a cualquiera, lo importante es reconocer que el control de la diabetes es responsabilidad de quien la padece.
4.-No hay que ser sobreprotectores. Al tratar de proteger a quien está enfermo, le facilitamos evadir su responsabilidad ante situaciones difíciles. Apoyar, pero dejarlo por su cuenta, es la única forma de que crezca y aprenda a afrontar de manera “adulta” su situación y se convierta en una persona independiente y capaz de controlar su enfermedad.
5.-Hay que aprender a establecer un diálogo sobre temas diferentes a la comida, el nivel de glucosa o el aspecto personal. No todo en la vida se trata de estar al pendiente de la diabetes. Es difícil, pero hay que evitar estar “pendientes en todo momento”, de lo que el paciente diabético come o lo que pesa o del control glucémico. Esas luchas de poder-control son batallas sin ganador y pueden reforzar una conducta negativa y generar una relación de adversarios. El control de la enfermedad es responsabilidad ÚNICA del diabético.
Nada fácil en una primera lectura, pero si ya nos encontramos en la situación, es cuestión de dar pequeños pasos, ir poco a poco, pues todos en la familia debemos aprender e irnos apoyando unos a otros.
Ojala todo fuera color de rosa en el proceso aprendizaje y aceptaciòn de un diabético en la familia, no es facil sobre todo porque desconoces a lal enfermedad y piensas que tu familiar va a sufrir pero no hay remedio y hay que aceptarlo con valor, deja decirte que cuando mi papá supo que era diabetico culpo a un problema que tuvo con una de sus hermanas y eso le provoco un gran disgusto, durante mucho tiempo asi lo creimos y nos retiramos mucho tiempo de esa parte de la familia incluso mi abuelita la suegra de mi papá hizo un comentario acerca de ese problema durante el funeral de él. Pero ahora despues de investigar y leer sobre la enfermedad sabemos que eso no fue la causa, lo bueno es que tuvimos tiempo de recapacitar y volver a unir a la familia. La diabetes que padecio mi papá era buen pretexto para que reuniones familiares la comida fuera sana y que sobre todo que todos pudieramos comer, el principio era que si él podia comer nosotros lo comeriamos si no, pues no, hasta los nietos se integraron. Actualmente el diabetico es mi esposo y ese mismo principio lo aplicamos en la familia, compartimos el sentimiento y lo aplicamos que hay que cuidarlo mucho, mis hijos no comen una torta ahogada desde hace mucho (yo se que les guntan mucho y se le antojanmucho) porque no quieren que su papá los vea comer algo que a él tambien le gusta y que no puede comer. Finalmente nuestra comida es la misma que come mi esposo no se preparan platillos diferentes a la hora de la comida todos comemos lo mismo y esta situaciòn nos unio, nos permite preocuparnos mas y apoyar a nuestro diabetico. También conozco a una familia que no le importa la diabetes de su papa siempre reniegan y se enojan y no se vale porque todos debemos estar unidos en las buenas en la malas y hasta en las peores.Sabes Zoo, que VIVA LA FAMILIA!!!
ResponderBorrarTu articulo de hoy me hizo recordar al programa de televisión donde el jefe de la oficina le decia a una de las secretaria QUE BONITA FAMILIA, QUE BONITA FAMILIA!!! pero que BONITA FAMILIA !!!
ceci:
ResponderBorrarLa familia no puede saberlo todo, especialmente cuando el diagnóstico es reciente. Se trata de un proceso y poco a poco vamos todos aprendiendo.
Los felicito por ser una familia ejempar y solidaria con la condición de tu esposo. Pues como lo escribes, no todas las familias están dispuestas a apoyarse mutuamente. Es cuestión de aprender y darse la oportunidad. El amor es un fuerte componente para lograr el mutuo apoyo.
Hola Zoo!!
ResponderBorrarGracias por compartir tu blog.
Excelente espacio, sólo espero ver una actualización pronto =)
Muchos saludos
Mariana, fmd
Hola Zoo! Muy padre tu serie de la familia.
ResponderBorrarOye? Hay posibilidad de que hables del "emotional eating"? (comer por estados de animo) Creo q muchas veces cuando una persona quiere adoptar una alimentacion saludable, el mas grande problema no es la famosa fuerza de voluntad, sino que cuando se pone triste, nervioso y/o estresado, es cuando va y zaz ya rompio el regimen. Me gustaria que hablaras al respecto.
bebe aguilar:
ResponderBorrarGracias por tu comentario. Si te das una vuelta con cierta frecuencia, seguro encontrarás cosas nuevas.
L!l!th:
ResponderBorrarVoy a hacer mi tarea y pronto volveré a retomar el tema de la comida. Algo de lo que mencionas aarece en las entradas de diciembre, pero específicamente dedicaré una entrada a tu petición.