viernes, 23 de diciembre de 2011

La víspera de la Noche Buena.


Hoy estamos a pocas horas de iniciar uno de los acontecimientos sociales más importantes del año, presente en las sociedades llamadas occidentales o, con mayor precisión, sociedades conformadas por una importante presencia de practicantes de las religiones cristianas y sus derivados. Esta fiesta, todos lo sabemos, es la Navidad, fecha que por su importancia obliga a celebrarla desde la víspera, denominada Noche Buena, para amanecer en la plena festividad de la Navidad.

Para los cientos de millones de cristianos que pueblan el planeta, la festividad es obvia, es la celebración del nacimiento del personaje considerado El Mesías y derivado de la importancia que reviste la fecha, las formas de celebrar han evolucionado de maneras diversas a lo largo de cientos de años.

Dependiendo de la región y la época histórica, las variantes han venido cambiando y hay quienes la celebran desde un enfoque de formalismo religioso en una ceremonia de recia austeridad, hasta quienes hacen una fiesta decididamente pagana con baile y una opípara comilona, donde la austeridad y la moderación se han quedado sin invitación al evento.

En este ya no tan nuevo siglo XXI en el hemisferio norte del continente americano, en particular en estas tierras mexicanas, hemos sintetizado una buena cantidad de festividades religiosas y paganas que confluyen en lo que localmente se conoce con el nombre de “Puente Guadalupe-Reyes” y hay quien lo denomina “Puente Guadalupe-Candelaria”. Me explico para quienes desconocen estos términos, el mote se refiera a las festividades que inician con la fiesta de la guadalupana el 12 de diciembre, que continúa con los brindis empresariales y sociales de fin de año, que se inician casi de inmediato, las posadas que arrancan el 16 de diciembre, hasta la cena del 24 y el recalentado del 25. Hay un breve receso desde el 26 hasta el 31, fecha en que se repite la fiesta de manera redoblada para celebrar el fin del año y dar la bienvenida en tremenda algarabía al año que comienza, recalentado incluido al primer día del año nuevo. El siguiente paso es la celebración de los Reyes Magos el 6 de enero. Hasta aquí el puente Guadalupe-Reyes, pero hay quien prolonga la conmemoración hasta el 2 de febrero, en que se conmemora La Candelaria, con tamales y atole o champurrado de chocolate, dándole fin, ahora sí, a este denominado “puente”.

Quizá faltó aclarar cuál es el significado del término “puente”, que en México se refiere a días de asueto no oficiales que se toman cuando algún festivo cae muy cerca de un inicio o fin de semana, prolongando la fiesta al menos un par de días más.

Pero lo realmente relevante de este período es que todas las actividades de fiesta se realizan alrededor de lances llenos de comida y bebida que son el eje de los eventos sociales. El concepto religioso es intercambiado por un impulso meramente festivo y se convierte en una serie de acciones comerciales y de un frenesí de gasto, intercambio de regalos y consumo de alimentos.

En el país que a nivel mundial ostenta los nada presumibles segundo lugar en obesidad, en términos absolutos y el indiscutiblemente vergonzoso primer lugar en obesidad infantil, este período bien se ha comenzado a convertir en un referente de alarma en los sistemas de salud, pues marca un enorme riesgo de agravar precarias saludes sumamente comprometidas por ese mismo sobrepeso.

Ahora bien, dado que este espacio está dedicado a quienes padeciendo diabetes también padecemos de las tentaciones de la temporada, quisiera repasar y compartir algunos consejos que mis muy queridos amigos del grupo Bypass Gástrico México, parte del Centro de Nutrición, Obesidad y Alteraciones Metabólicas del Hospital ABC, me hicieron llegar en la reunión final del año (en la que por cierto NO hubo comida), la “Guía de Supervivencia Para las Fiestas Decembrinas”

·    1. Realice un programa de ejercicio de una hora diaria. El ejercicio ayuda a quemar calorías, disminuye el estrés, calma la ansiedad por consumir alimento, eleva la producción de endorfinas y mejora el estado de ánimo. Algunas opciones son caminar rápido, trotar o bicicleta.
·       2. Evite saltarse comidas. El hambre y los bajos niveles de azúcar en sangre provocan que sea más fácil caer en excesos de comida.
·        3. No evite sus comidas favoritas por completo, solo consúmalas con moderación.
·      4. Evite tener a su alcance tentaciones como botanas y dulces ya que se aumenta la posibilidad de excederse. “No se puede comer lo que no hay”.
·      5. Evite ir a reuniones con hambre. Antes de salir de casa, coma algo ligero y además aumente el consumo de agua los días de fiesta.
·      6. En las reuniones no se siente cerca de la mesa del buffet. Tome la decisión de poner distancia a las “cosas ricas”. Sírvase un poco de botana y disfrute de cada bocado.
·   7. Las bebidas alcohólicas tienen alto contenido de calorías, por lo que si va a consumirlas, hágalo con moderación. Tome la opción de bebidas light o si es con alcohol, combinar con refresco de dieta o agua mineral.
·       8. Si se siente deprimido (a), puede mejorar su estado de ánimo con una caminata, yendo al cine o escuchando música.
·     9. Cuando vaya de compras, coma antes de salir de casa, así no tendrá necesidad de “botanear” mientras compra.
·          10. Para satisfacer su gusto por lo dulce, ponga límites, por ejemplo, permítase 2 postres a la semana.
·         11. Solo por el hecho de que sean fiestas, no significa que se tiene que dar permiso para comer todo lo que se encuentra.
·         
      Finalmente: DISFRUTE LA TEMPORADA, NO SOLAMENTE LA COMIDA!!!!!    

Como podemos observar, es una guía muy sensata que nos hace ver que nos podemos cuidar sin caer en un estado de angustia por si le hacemos caso al angelito o al pequeño demonio que de repente nos dan consejos opuestos y, si le hacemos caso al demonio asesor, no dejar de atender la cautela y nota de prudencia del ángel bien intencionado. Es decir, cuidarnos manteniendo un sano equilibrio entre el cuidado y el disfrute.

Un par de consejos adicionales:

Primero, recordar que nuestro metabolismo ya está dañado, no es capaz de funcionar en automático y además que es incapaz de distinguir si estamos o no de fiesta y las calorías consumidas en exceso serán igual de dañinas y por solo desearlo, no funcionará mejor la insulina.

Si nos moderamos, mantenemos nuestra relación amor-odio con el glucómetro, insulina, hipoglucemiantes, dieta estricta, ejercicio y horas de sueño completas, nuestras posibilidades de transitar airosamente estas fechas serán mucho mayores. Mi caso está en ese límite del “Me quiero soltar el chongo” pero sé que debo cuidarme. Así pues, desde hoy sé que habrá botanas y tiempos de la cena de Nochebuena que NO probaré y otros, que si bien no son sanos para nada, les hincaré el diente con singular entusiasmo en una muy pequeña porción que me permita disfrutarlos sin arriesgar mi propia integridad y, bicicleta y caminata serán mis cómplices en estas fechas.

Mis mejores deseos para que estas fechas les traigan sus más anhelados deseos y que su salud mantenga su integridad, a pesar de los pesares. Un abrazo.

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