miércoles, 22 de junio de 2011

El efecto Pigmalión.




Primero que nada, un poco de mito histórico. Se cuenta que allá por la antigua Grecia, vivió un escultor llamado Pigmalión quién realizó una escultura en marfil llamada Galatea, posiblemente en honor a una de las Nereidas. Bueno, lo importante del asunto es que este camarada se empeñó tanto en su obra que cuando la terminó la vio tan hermosa que se enamoró de ella y perdiendo la serenidad solamente vivía obsesionado con su estatua de la Galatea, quien se volvió la mujer de sus sueños. Así el mito relata que después de un anhelante sueño de Pigmalión la Diosa Afrodita otorga vida a la estatua, resolviendo la angustia del héroe de nuestra historia.

Al respecto del tema de Pigmalión y el llamado efecto que lleva su nombre, se ha escrito el equivalente de haber talado infinidad de bosques, pero en esta ocasión el tema que el mito me inspira es sobre el cuidado propio en la diabetes y el pronóstico o las posibilidades de éxito en el corto y en el largo plazo. En corto, el concepto lo resumió genialmente Henry Ford (sí el de los autos que llevan su apellido), cuando dijo: “si crees que vas a poder estas en lo cierto, si crees que no vas a poder, estas en lo cierto”

Cuando traemos esto al plano de la diabetes, el efecto Pigmalión se define solo. Llevo al igual que muchas gentes en esta Aldea Global, un buen rato participando en las redes sociales, sitios que en un principio eran bien definidos y más bien escasos aunque ahora es difícil no estar inscrito en múltiples sistemas de intercomunicación siendo los Blogs una ya bien acreditada. La más extendida probablemente sea el facebook y el más “actual” el twitter (al que aun no me asomo) Así pues, aprendo leyendo de las participaciones, testimonios, dudas, temores y casos de éxito de diabéticos de prácticamente todo el mundo y con toda clase de estadios de la enfermedad, ya sean de tipo 1 o tipo 2. Por cierto, aunque es un dato estadísticamente comprobado que por cada diabético del tipo 1 hay 9 del tipo 2, al recorrer las redes sociales y foros dedicados a la diabetes, el numero de diabéticos tipo 1 presente en estos espacios es una abrumadora mayoría. Ello me hace pensar -en términos generales-, en una mayor conciencia de enfermedad en los diabéticos tipo 1 y ese es precisamente parte del tema de hoy.



Una de las mejores formas de entrar en control y mantenerse controlado en el largo plazo, es el estar conscientes de nuestra enfermedad y asumirnos de manera privada en principio y de forma abierta después, como diabéticos y, si bien no es un asunto que tengamos que comunicarlo a toda la gente con la que interactuemos (aglomeraciones del metro incluidas), hacerle saber a quienes conviven con nosotros –escuela, trabajo, espacio de diversión, deporte, etc.-, que somos diabéticos y facilitarles que sepan cómo ayudarnos en el caso de una crisis que necesite de acción oportuna por parte de quien esté con nosotros.


Varias veces he escrito en este espacio sobre el duelo derivado de la diabetes y la etapa de aislamiento. Incluso he sabido de algunos casos donde quien vive con diabetes se empeña en ocultarlo cayendo en no pocas ocasiones en conductas que son dañinas a sí mismos para “parecer normales” También he escrito sobre estudios donde el hallazgo es que la gente que padece el binomio obesidad-diabetes, suele mentir sobre su real consumo de calorías reportando hasta un 30% menos de lo que realmente comen. Como quiera que sea, estamos hablando de conductas que no nos ayudan y necesitaríamos en todo caso, modificar a fondo.

Por otro lado, hay casos de diabéticos con largo plazo de evolución que manejan ese sentimiento de éxito por llevar con fiereza y enorme voluntad un control muy estricto y es fácil percibir en su entorno gente que los apoya y merecidamente los felicita y aplaude pues todos percibimos la enorme fuerza de voluntad requerida para lograrlo.

Sin embargo, quitando los casos aislados, el sentimiento general expresado en los foros de diabetes y muy en particular por las Asociaciones y Federaciones nacionales e internacionales es de DERROTA al largo plazo y así este año, la IDF (Federación Internacional de Diabetes, por sus siglas en inglés) lanza una campaña alrededor del día mundial de la diabetes con el lema “¡Actuemos ya! Contra la Diabetes” (ver nota en este Blog del 21 de mayo pasado), en donde dentro de una conclusión pesimista (la diabetes es una condición que amenaza la vida y su prevalencia crece alarmantemente en el mundo), proyecta el mensaje de esperanza y solución al problema (bueno, al menos de una forma de disminuir drásticamente incremento percibido), lo que nos da la condición para generar un Efecto Pigmalión y es declarar algo que ya sabemos pero que tenemos que mantenernos siempre en mente y es “Es posible llevar una vida completa y saludable teniendo diabetes y, finalmente pero súper importante, la diabetes se puede prevenir. Claro, se trata de la diabetes tipo 2, que es la prevenible y además la que está aportando nueve de cada diez casos en la actualidad.


Así que la invitación hoy es a mirar al lado positivo de la vida con diabetes. Esto es, ya la tengo y no me la puedo quitar de encima, pero puedo informarme, participar en foros, comunicar mensajes de esperanza, difundir lo que sé y gritarlo a los cuatro vientos. Si cada vez nos sumamos más y hacemos que nuestra voz sea lo suficientemente audible para alcanzar la meta de quienes ya con diabetes enfoquen su ánimo y alcancen la meta de llevar una vida completa y saludable, además de que, quienes no siendo diabéticos aún pero teniendo riesgo de padecerla, escuchen este clamor de Sí se puede evitar la diabetes tipo 2 y tomen las medidas necesarias y ya urgentes para no caer de este lado de las estadísticas.


Así que como moderno Pigmalión soñaré con un mundo con diabéticos controlados y disminuyendo o eliminando las complicaciones típicas de la diabetes, al tiempo de una sociedad no enferma, tomando las medidas de prevención necesarias para no ser diabéticos. Una Utopía, no lo sé, habrá que ver si una piadosa reedición de la Diosa Afrodita escucha mi emocionado clamor y le da vida al deseo convirtiéndolo en acción.

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