Una propuesta extraña, pero si la analizamos con cuidado y a la luz de los más recientes hallazgos de la bioquímica y la medicina molecular, veremos que estos conceptos no están disociados, sino más bien, todo lo contrario. Las últimas investigaciones nos orientan hacia una enorme correlación entre éstas, con el componente de conductas adictivas, no solamente a sustancias estimulantes, sino a los alimentos ricos en grasa, cuya ingesta en exceso conduce, precisamente a la obesidad y en muchos casos, a la diabetes tipo 2.
Para poder ligar estos conceptos, primero habrá que hacer un poco de historia reciente y mencionaré algunas cosas del Sistema Endocannabinoide. Primero que nada, la pregunta es, ¿qué es el Sistema Endocannabinoide y de qué está constituido? Tema nada fácil dado quie a pesar de los esfuerzos, pareciera una involuntaria exposición de bioquímica, lo que no es la intención, por lo que solicitaré a los lectores que sean indulgentes con la inevitable parte técnica.
Para comenzar, haré la referencia de la entrada que publiqué en este espacio el 18 de julio de 2007, cuando se comenzaba a hablar cada vez con más frecuencia del –hasta entonces casi desconocido-, Sistema Endocannabinoide. En aquel entonces, no logré realmente una muy buena posibilidad de expresar la importancia del tema, pero hoy, retomo la idea con mayor serenidad y los conceptos que en aquel entonces me dejaron sumamente confuso, hoy parece, quedan un poco más claros.
Como todo mundo sabíamos de nuestros cursos de Ciencias Naturales en la escuela primaria, el cuerpo humano está constituido por sistemas de órganos y glándulas que regulan su funcionamiento y así recordamos el Sistema Circulatorio, el Digestivo, el Musculo esquelético (antes se consideraba el Muscular como sistema y al Esqueleto como estructura), el Nervioso, el Endocrino y el Respiratorio. Bueno, eso para los que pasamos por la primaria antes de 1988, pues fue en ese año que se descubrió un sistema totalmente nuevo e inesperado, al encontrarse el primer Receptor Cannabinoide. Este descubrimiento no tuvo al inicio una mayor repercusión que la de poder, al fin, explicar como el THC (Delta-9 tetrahidrocannabinol), principal metabolito de la marihuana (Cannabis) activaba los receptores neurales no siendo un alcaloide. Sin embargo, al ampliar las investigaciones, se encontró que éste recientemente descubierto Sistema Endocannabinoide había evolucionado con los seres vivos a lo largo de millones de años y se ha encontrado que aparte de nosotros, inteligentes seres humanos, otras especies comparten el contar con su propio sistema endocannabinoide. De hecho, todos los seres vivos, excepto insectos y moluscos. Es más, ya existía en las especies vivas antes de la llegada de los dinosaurios al planeta.
Pero, menos vueltas y más cannabis a petición popular. Como ya vimos, la afinidad de ciertos receptores neurales con los derivados de la marihuana fue el origen del nombre del sistema y, para ir ampliando los asombrosos descubrimientos iré haciendo una breve relación de lo que hasta ahora sabemos de este sistema, puesto que resulta que, cosa curiosa, primero se descubrió el Sistema Endocannabinoide y varios años después (1992), el primer endocannabinoide (endo=producida por nuestro organismo)
Esta historia la podemos iniciar con el tejido adiposo, el cual era considerado simplemente como depósito inerte de triglicéridos. Sin embargo, actualmente se le reconoce como un órgano endocrino activo que libera una serie de factores activos que incluyen a las familias de las citocinas, los mediadores inflamatorios, los ácidos grasos, la leptina, la resistina y la adiponectina. Es precisamente el descubrimiento del papel liberador de estas sustancias, lo que lo liga a este nuevo sistema fisiológico, el cual parece ser que juega un papel sumamente importante en el metabolismo de las grasas y la glucosa, así como en el mecanismo denominado resistencia a la insulina. Este sistema está constituido por dos componentes escenciales; por un lado las moléculas de anandamida (N-araquidonoiletanolamina) y 2-AG (2-araquidonoiglicerol), neurotrasmisor cannabinoide y agonista endógeno de los receptores CB), respectivamente y, por supuesto ya lo dije, los receptores altamente especializados denominados CB (CB1 y CB2) (del inglés, CanaBinnoid). Los receptores CB1 (que son los responsables por la mayoría de las interacciones), se localizan principalmente en dos regiones del organismo: centralmente se ubican en el cerebro y periféricamente en el tejido adiposo, en el hígado, en el músculo ligado al esqueleto, en el tracto intestinal y una gran variedad de otros tejidos. A través de diversos mecanismos, el sistema endocannabinoide juega un importante papel en la regulación de la energía y en el metabolismo basal.
Para darnos una idea aproximada de cómo trabaja el sistema, empezaremos con la Anandamida y la 2-AG, agonistas del Sistema Endocannabinoide, las cuales se derivan de precursores hepáticos (del hígado), tales como el ácido Araquidónico y son sintetizados bajo pedido y de manera local activan a los receptores CB1, metabolizándose inmediatamente, desatando un efecto de señalización intracelular en cascada que actúa de forma instantánea, afectando muchos procesos fisiológicos, tanto de forma central como periférica.
La activación central de los CB1, afecta el comportamiento alimentario y el equilibrio energético. De manera periférica, en el tejido adiposo, se cree que la activación de los CB1, estimula la lipogénesis e inhíbe la expresión de la adiponectina. Como pista, se han encontrado niveles bajos de adiponectina en personas obesas y personas con diabetes tipo 2, además de ligarse a cuadros de altos niveles de ácidos grasos libres, HDL colesterol (el bueno), triglicéridos elevados y resistencia a la insulina. En el hígado, la activación de los CB1, incrementa la expresión de las enzimas involucradas en la lipogénesis, contribuyendo así a la adiposis, dislipidemia y resistencia a la insulina. En el músculo pegado al esquieleto, la activación de los CB1, está asociada a la absorción de la glucosa por medio de la insulina, en ratas obesas, insulinoresistentes. En el tracto digestivo, la activación de los CB1, está asociada con la motilidad intestinal y la señal de saciedad.
Fuera de los efectos metabólicos íntimamente ligados al Sistema Endocannabinoide, la activación de los receptores CB1 en el cerebro, está profundamente ligada, en términos generales, a efectos en el sistema circulatorio y psicológicos similares a los producidos por la cannabis, aunque no en la activación de los CB2. La activación a los receptores CB2 ocurre principalmente en la células del sistema inmunológico, entre las cuales se encuentran las del bazo, las amígdalas y los leucocitos. Una de las funciones de los receptores CB2 en el Sistema Inmunológico es la modulación de las citocinas que son las responsables de la regulación del sistema inmune
Podemos resumir, que la sobreactividad del Sistema Endocannabinoide está íntimamente asociado con la ingesta de energía y su gasto, así como con el metabolismo de las grasas y la glucosa e inferir de forma casi directa que promueve factores como los trastornos del apetito, la obesidad, la dislipidemia y la diabetes tipo 2. Adicionalmente su influencia sobre el sistema inmune, nos da pistas hacia la posibilidad de un origen inmunológico de la diabetes tipo 2 que pueda estar relacionado con el ataque de las células beta en el páncreas que da origen a la diabetes tipo 1. Por lo pronto, la actividad del sistema inmune, modulado por los receptores CB2, está siendo investigada pues hay serias sospechas que ligan a la diabetes, particularmente la tipo 2, con alteraciones de tipo inmunológico como el asma.
Otra línea de investigación ronda sobre la posibilidad de usar fitocannabinoides (de origen vegetal, exacto, marihuana) para tratar diversos trastornos ligados a la acción de este sistema, entre ellos la regulación del sueño, las señales de apetito y el dolor neuropático.
Aun falta mucho por andar, pero aquí dejo otro granito de arena en la reflexión de qué es y de donde viene la diabetes.
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