jueves, 14 de diciembre de 2006

Los alimentos Light y los diabéticos





Hoy abro la reflexión del día con el tema de los productos light y su posible aprovechamiento para diabéticos así como un análisis del daño que pueden causar.

Tratar este asunto si bien es relativamente sencillo, pues podemos dejarlo en definir qué hae que un alimento sea light, hasta tratar el tema del uso y abuso de su consumo.

Así que analicemos qué son y por qué se llaman así los productos light. Tratando de hacer una definición mas o menos actual, podremos decir que se trata de un producto –procesado, obviamente-, en la que ha sido modificado de tal manera, que su contenido energético, medido en calorías o en joules –por cierto, esta ultima unidad es la correcta-, resulta por lo menos un 30%, menor en contenido energético cuando se le compara con el alimento original o de referencia. Para lograrlo se recurre a una o varias de las siguientes técnicas: menor cantidad o porcentaje de un componente específico en el producto o la sustitución de un componente –ya sea azúcar o grasa-, por otros productos con características similares, pero de menor contenido calórico.
Aunque actualmente la “moda” casi obliga a estar esqueléticos y esto ha producido un incremento desmedido en la demanda de productos light, no todo mundo debiera de consumirlos. Sin embargo y, a pesar de que pagan precios e impuestos mayores por ser considerados “artículos de lujo”, los diabéticos debemos de aceptar que gracias o lamentablemente por, las leyes de oferta y demanda, a pesar de que dichos productos cuesten MUCHO más caros que sus contrapartes de peso completo, si no fuera por la demanda impulsada por la moda, no habría tal cantidad ni variedad de productos light y, para colmo, probablemente los precios serían mucho mayores –a pesar de que no estuvieran gravados por el “impuesto ostentoso”, simplemente por el precario tamaño de mercado que seríamos los diabéticos contra el grueso de la población que los demanda.
Sin embargo, quienes gozan de buena salud no los requieren y en su caso ni siquiera se justifica su consumo, ya que están privando a su organismo de nutrientes necesarios. Éstos se justifican en casos donde por razones de salud se requiere limitar el aporte energético de la alimentación o la cantidad de grasas y/o azúcares.
Quizás el problema mayor de los productos light sea no de contenido, formulación o si hacen daño, sino la percepción que la palabreja produce en nuestro inconsciente, dándole valor o cualidades que no poseen. EL que en la etiqueta aparezca el término light –que en inglés quiere decir, ligero-, o los términos “sin azúcar añadido”, “bajo en grasas” o conceptos parecidos, NO significa que sean para adelgazar, ya que si su aporte energético es menor que el alimento similar normal, de todas maneras contienen cantidades significativas de azúcares y grasas que van a parar al organismo y, por supuesto se matabolizan en energía.
Precisamente el primer error es que al sustituir el producto normal por el light, el error más común es aumentar la cantidad que consumimos. “Al fin y al cabo que tiene cero calorías” –otra falacia. El problema es que pensando que “no engordan”, el consumo se multiplica y las calorías, que siguen ahí, van a parar en forma de grasa acumulada a pesar de lo light. Como ejemplo, la mayonesa puede darnos una idea muy clara del concepto. Si tenemos una mayonesa “normal” y medimos una cucharada sopera (15 gr., aprox.), ésta nos aporta alrededor de 100 calorías y unos 10 gr. de grasa. Poe el lado de lo “light”, la misma ración tendrá aproximadamente la mitad de calorías y grasas, por lo que aumentar la cantidad, finalmente elimina el buscado efecto “reductor” del producto light. Lo light no es magia y por ello la recomendación en estos casos es leer las etiquetas con atención y cuidado, procurando estar seguros que entendemos con claridad lo que los fabricantes tratan de decirnos –nos dirán lo negativo de manera disfrazada pues a ninguno le conviene soltar las verdades así nomás, si anestesia, pues se arriesgarían a perder mercado-, y actuar con cautela. De nuevo, lo light lo podemos consumir en pequeñas cantidades y cuando la nostalgia por lo natural nos llegue o, cuando ya no podamos consumir lo natural por necesidad de disminuir el consumo de azúcares y grasas saturadas, principalmente.
Los diabéticos debemos consumir de forma regular lácteos –queso, yogurt, leche-, que si bien deben ser light, también aporten nutrientes naturales sin las grasas saturadas; otros productos, en términos generales, son de consumo opcional y son básicamente para consentirnos tomando dulces, pasteles, refrescos, helados, etc. sin pasar por hiperglucemias ni que nos lleguen a hacer daño, como lo haría el producto original con el contenido total energético.
Como reflexión final al tema light, añadiré que los productos light –especialmente los endulzados con Aspartame-, no representan un riesgo a la salud, a menos que, claro está, abusemos en su consumo. Todo exceso es malo, ya sea que se trate en exceso de comer o de privarse del alimento, nos puede dañar seriamente. El ejemplo final y que aclara este asunto es el del agua. Sí, el agua. Hasta la necesaria agua, ingerida en exceso, puede llegar a ser mortal, caso común en los ahogados.

1 comentario:

  1. Hola. Aquí les dejo una liga al respecto del tema:



    http://www.diabetes.org/espanol/nutricion-y-recetas/consejos-utiles-adicionales.jsp

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